4 de abril de 2015

DIFERENCIA ENTRE AMOR, QUERER Y DEPENDENCIA EMOCIONAL

Te amo, dijo el principito… -Yo también te quiero, dijo la rosa. No es lo mismo, respondió él. … Adiós dijo a la flor. Pero ella no respondió. He sido muy tonta dijo al fin, te pido perdón. Trata de ser feliz. Yo te amo dijo la flor, fue culpa mía que no lo supieras. Que seas feliz. (El Principito - Antoine de Saint-Exupéry )

En inglés es más fácil comunicarse en cuestiones de amor. Tienen desde un simple me gustas, que no es poco, hasta un irremediable “to fall in love” que es como caer en un pozo del que ya no se puede salir. 

Por desgracia el lenguaje utiliza una expresión posesiva (querer) para referirse a los sentimientos. 

Cuando el principito dice a su rosa que le ama ya no es el principito. Esto no quiere decir que lleven mucho tiempo juntos, el amor no se mide con un reloj, es que el principito ha transformado el sentido de su vida. Como cuando Calisto entra en el jardín persiguiendo a Melibea y empieza a desvariar. Le pregunta el criado ¿pero qué dices, tú no eras cristiano?. Y le responde, yo soy Melibeo. ¿Qué mejor definición del verdadero amor que dejar de ser uno y transmutarse porque sólo importa ella? 

Cuando la rosa se enamora del principito demuestra su amor deseándole que seas feliz. No le pide quédate y que seas feliz conmigo en mi pequeño planeta. Le deja ir para que comprenda que era cierto que era única, aunque igual que el resto de las rosas que vería en su viaje a la tierra. Amar no es sujetar, eso es querer, amar es únicamente entregarse. Seguramente la mejor muestra de amor con mayúsculas es el amor a los hijos. No hay nada más desinteresado.

Cuando se dice “te quiero” es lo mismo que podría decir a un coche, a un caballo, es posesivo. Merece ser contestado con un ¿para qué me quieres? 

Como hoy estamos con el principito, recogemos dos frases de Antoine de Saint-Exupéry que diferencian entre amar y querer.
 

“Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes”.

“Amar es desear lo mejor para el otro, aún cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío”.

“Ya entendí” - dijo la rosa. -” No lo entiendas, vívelo” -dijo el principito.


En los jóvenes el romanticismo vence al deseo de ser feliz, pero con los años el deseo de ser feliz el tiempo que quede se impone a todo, hasta al exceso de romanticismo. Por otra parte, los jóvenes se enamoran y desenamoran con más frecuencia. 

Además, el amor se alimenta de un proyecto en común y con los años las posibilidades de nuevos proyectos disminuyen. 

Con el paso de los años pesa la mochila de las experiencias y no todo el mundo puede amar después de haber amado en exceso. El amor desgasta y requiere de un espíritu de sacrificio que no siempre se tiene. Por eso es más fácil querer que amar. El amante no sale corriendo cuando llega la enfermedad o la pobreza y no todo el mundo puede pasar dos veces por estas experiencias. 

Como diría un principito actual, a lo mejor el amor es desear la felicidad propia y la ajena y mientras dure pasarlo lo mejor posible. No parece poca cosa pero eso no es amor, es un sucedáneo barato para paladares poco exigentes.

DEPENDENCIA EMOCIONAL.

La dependencia emocional, aunque se disfraza de amor, no es más que egoísmo y un trastorno obsesivo del que hay que curarse. 

Los síntomas de dependencia emocional son:

  • Necesidad de estar en pareja, no aceptar la soledad.
  • Baja autoestima, personas que necesitan la aprobación de los demás.
  • Desear estar en contacto permanente para controlar por teléfono o mediante las redes sociales.
Tradicionalmente puede que haya habido más casos de dependencia emocional, y por consiguiente sumisión, en mujeres que en hombres. Seguramente se debe a que la mujer valoraba más el vínculo de la pareja que el hombre y ponía más de su parte que el hombre para que no se rompiese, dejándose incluso maltratar. La consecuencia de esta dependencia emocional es el chantaje emocional por parte del dominante: “o aceptas, o te dejo”.

La evolución humana ha equilibrado los papeles hombre y mujer en la relación de pareja y la dependencia emocional podría ser definida como el miedo de un hombre o de una mujer a no ser querido, miedo al abandono, necesidad de controlar todo lo que hace la pareja, sentirse traicionado si la pareja demanda su propio tiempo y espacio, y todo unido a la creencia de que la pareja es muy superior a nosotros.

Lo primero que debe hacer la persona que sufre de dependencia emocional es reconocer que hay algo patológico en su conducta y que debe deshacerse de los miedos. 

Lo segundo es entender que la relación de pareja no implica renunciar a su espacio personal, ni apoderarse del tiempo y espacio de su pareja. Debe confiar en su pareja y aumentar su autoestima. Esto no es desapego, es mejorar el vínculo de sumisión para transformarlo en un amor no egoísta.
 


 

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