20 de agosto de 2015

SALIR CORRIENDO O QUEDARSE PARA CUIDAR

Todo hombre quiere ser el cuidador de su mujer y qué mejor cuidado que no ser una carga… Nadie quiere ser una carga para su pareja y nadie quiere estar solo en la enfermedad.  

Una mujer dijo a su marido que tenía cáncer. A la mañana siguiente el marido había desaparecido dejando una carta de despedida sobre la mesa del comedor. En otro caso similar, un hombre se encontró con las maletas preparadas al volver de la quimioterapia.

Son muchos los casos que podríamos contar de situaciones similares. En otro caso el marido se quedó parapléjico y fue él mismo el que animó a su esposa recién casada a pedir la separación.

Por lo general el enfermo tiene un sentimiento de culpa y no quiere obligar a su pareja a asumir esta carga de por vida. No es lo mismo una pareja joven recién casada que un caso de alzhéimer en una pareja que lleva unidad toda la vida.

Hay personas que no se perdonarían nunca salir corriendo. Se sienten responsables y siguen adelante. En muchos casos el entorno familiar está en contra de esta decisión y recomienda rehacer la vida, pero hay personas que no pueden.

Estas personas tan comprometidas no abandonan ni siquiera en los casos de enfermedades sobrevenidas, en supuestos en los que ha intervenido la voluntad de su pareja, como el alcoholismo o la drogodependencia.

No es lo mismo abandonar a un enfermo que a un drogadicto. La responsabilidad no debería ser la misma. En cierta forma el cariño y el cuidado hay que ganárselo, no es lo mismo sufrir un accidente de tráfico que ser un drogadicto. No es lo mismo estar recién casado que haber tenido toda la vida en común.

Recientemente ha aparecido en los periódicos uno de esos millones de casos en los que la pareja no sale corriendo y se queda de cuidador para siempre. Se trata de un hombre que sufrió un derrame cerebral que le impide hablar y moverse. Estaban recién casados y apenas llegaban a la treintena. La familia presionó a la mujer para que dejase la carga del cuidado en los padres y hermanos del marido. Ella no hizo caso, renunció a tener hijos y ha aprendido a comunicarse con su marido por señas.

Cuando se conocen estos casos se siente una admiración por estas personas que no se puede explicar. Son superhéroes. Son lo mejor del ser humano. Pero también hay que comprender a los que no pueden seguir. Todo el mundo es diferente y es una decisión personal y exclusiva porque sólo la pareja sabe todo lo que les une.

También hay que comprender a esas personas que no consienten en cargar a su pareja con semejante sacrificio. Conocemos el caso de un hombre mayor que estaba bien pero un día no pudo controlar su cuerpo. Sentía vergüenza de ver como su mujer y su hija le tenían que limpiar completamente todo su cuerpo. A la mañana siguiente no despertó. Los médicos no lo comprendían pero cada persona es un mundo.

Con los años creemos que aquel hombre quería ser el cuidador de su mujer y qué mejor cuidado que no ser una carga. Algo así debió pensar. Algo así se debe respetar, pero hay personas que siguen siempre, aunque se les diga que no tienen que hacerlo, que sigan viviendo. Son personas que creen que el amor se escribe con hechos. 

Todo hombre quiere ser el cuidador de su mujer y qué mejor cuidado que no ser una carga… Nadie quiere ser una carga para su pareja y nadie quiere estar solo en la enfermedad.  
 


 

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