26 de enero de 2017

LOS HIJOS DE LA PAREJA

Una situación que requiere mucho tacto con los niños.

Antes de presentar a los niños a la pareja hay que estar seguro de que se trata de una relación consolidada porque ellos lo entienden como que la nueva persona ya forma parte de la vida familiar. 

Esto no es siempre posible cuando una persona tiene a su cargo a los hijos. Es una cuestión de tiempo y de espacio. Si siempre tiene que estar al cuidado de los hijos es inevitable que los hijos conozcan a muchas personas. Así se presenta a otra y después otra más... 

Esto es un caos para los niños que terminan por no vincularse con esas parejas, desarrollando desconfianza e inseguridad.

Cuando por fin se consigue una relación estable, la presentación debería ser gradual, explicando a los niños la nueva situación y como es esta persona. Todo con naturalidad porque es parte de la vida cotidiana.

Cuando por fin se conocen, tanto los niños como la nueva pareja necesitan un período de aprendizaje y de adaptación. Y sobre todo saber cuál es su sitio sin que suponga una competencia con los padres biológicos.

Muchas relaciones de pareja acaban en divorcio porque uno de los dos quiere asumir con los hijos una relación que no le corresponde.

Hay padres que quieren asumir el rol del padre biológico y puede que sea natural cuando conviven con el hijo de su pareja más que el padre natural. El problema es que muchos niños no lo aceptan y surgen los problemas. Otras veces es al revés y los problemas de rechazo surgen con el padre biológico.

Además suele tratarse de niños que vienen del trauma de la separación de sus padres y esto es una experiencia dramática en la infancia.

La convivencia obliga a corregir a los niños en sus conductas. En estos casos se complica todavía más con la temible frase “tú no eres mi padre/madre".

Luego está la edad. Cuanto más pequeños sean más fácil será la adaptación de los niños. En el caso de los adolescentes es más complicado porque muestran un rechazo mayor pues aparece la sensación de competencia y de abandono, a esto se añade las circunstancias propias de la adolescencia. 

En los dos casos está el deseo infantil de la reconciliación de sus padres.

Finalmente llegan los temibles celos porque los niños temen que su padre o madre dedique más tiempo y atención a la pareja en lugar de estar con ellos, o si se les querrá como antes en el caso de que la nueva pareja quiera tener más hijos... 

En esos casos los niños harán cualquier cosa por ganarse la atención y amor de su padre/madre y eliminar al adversario/a. 

En estos casos la convivencia es difícil. También lo es durante la adolescencia cuando los hijos no hacen caso a la pareja del padre/madre que convive con ellos. Esta persona ve que está dándolo todo y que no tiene autoridad ni recibe recompensa alguna. Por otra parte, el padre o la madre sufren cuando se les reprocha que “tu hijo no me obedece …”

Hay parejas que deciden no convivir para dejar más espacio a los niños, otros que conviven y se hacen indispensables en la relación familiar. Todo está bien pero poco a poco, con mucha paciencia, esperando a que la madurez haga comprender a ese niño que la vida sigue para su padre o su madre después de una separación.

Si algo falla, el padre o la madre siempre antepondrán a sus hijos ante cualquier relación, por eso las parejas no deben nunca entrometerse en las disputas entre padres e hijos, porque ellos se reconcilian con el tiempo, son cosas de familia.

Muy difícil, pero es el día a día.

Y por último está la separación de esta nueva pareja cuando los niños ya se habían encariñado. Y entonces vienen los reproches: ¡ella se fue por tu culpa! Otro problema es si concluida la relación de pareja se debe mantener algún vínculo entre los niños y esta persona. Si desaparece de repente los niños no lo entienden, pero si permanece también hay confusión. Inevitablemente acaba desapareciendo y esto puede ser muy doloroso tanto para los niños como para los adultos.

Es un mundo complicado en que las relaciones familiares y de pareja están cambiando. Afortunadamente los niños son más abiertos, ven que a sus compañeros de clase les sucede lo mismo y se adaptan antes que los propios padres.

En todo caso, el reconocimiento a las personas que han pasado por situaciones similares y han querido de verdad a los hijos de sus parejas regalándoles el mejor de los regalos, su tiempo, un tiempo precioso de infancia. 
 


 

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