24 de mayo  de 2017

CUANDO UN HIJO NO QUIERE ESTUDIAR

La impotencia de los padres.

Cuando los hijos llegan a la edad de la madurez y no quieren estudiar los padres se encuentran impotentes ante esta decisión.

Son mayores, con lo que no hay capacidad legal para hacer nada. Pero lo más grave es que el padre anticipa el futuro que se avecina a su hijo.

Las consecuencias de no querer aprender son impredecibles para un joven. A estas edades uno no se puede imaginar que la vida es tan dura como realmente es.

El padre siente que su hijo se está asomando peligrosamente a un precipicio y le han atado las manos para impedirlo.

Las palabras no sirven, el amor de los padres tampoco, los consejos de los profesores son palabras vacías. Es como un coche sin frenos que aumenta de velocidad al caer desde la cima de una montaña y que lo único que lo puede frenar es una gran roca contra la que estrellarse. Esa roca, la vida, es más dura de lo que el imprudente conductor se podía imaginar. Es una roca que no tiene piedad y que destrozará a los imprudentes. 

El sufrimiento de los padres no tiene consuelo con los psicólogos o psiquiatras que por muchas palabras que gasten o pastillas que receten son incapaces de enderezar el rumbo de una persona que no quiere aprender.

Los hijos que deciden no aprender (no estudiar) están haciendo lo mismo que si se tapasen los ojos. Aprender es el medio para ver el mundo. Es la curiosidad que ha permitido la evolución humana. Al no estudiar se están privando de la vista que les permita seguir el camino de la vida.

Lo más grave de estos casos es cuando el hijo se niega a querer seguir estudiando pero se plantea seguir viviendo a costa de sus padres sin hacer nada para intentar ayudar. No comprenden el sacrificio familiar que supone dar estudios a los hijos y lo confunden con el derecho a ser alimentado sin hacer nada por merecerlo.

Y por último, lo peor, el sentimiento de culpabilidad de los padres por no haber sido capaces de educar a un hijo en unos valores. Este sentimiento es injusto porque como un hijo no quiera ya puede dar con el mejor padre. Da lo mismo.

Antiguamente la receta para estos casos era poner a los hijos a trabajar de inmediato. Hoy en día los padres también se equivocan en esto y creen que con el tiempo la reflexión del que no hace nada les abrirá los ojos, unos ojos que se quieren cegar.
 


 

Publicidad
Anúnciese en masmasculino.com.

ir a inicio de página

Copyright © masmasculino.com 
Todos los derechos reservados. El uso de esta información sin autorización expresa de masmasculino.com y al margen de las condiciones generales de contratación de masmasculino.com, será perseguido judicialmente.
Volver a la página anterior