REENAMORARSE

Empezar de nuevo o volver al principio.

Hay parejas que se encuentran después de una relación fracasada, después de haberlo dado todo y quedarse vacios. Vienen con las mochilas bien cargadas de malos recuerdos, de decepciones, de desconfianza y de cicatrices abiertas.

Cuando se plantean volver a empezar lo primero que hacen es sacar el escudo y marcar las distancias. De aquí no paso. Amarran sus sentimientos y no se mueven un paso para no caer de nuevo en el vacío. Ya saben que son de los que lo dan todo y que es muy duro no recibir nada, o casi nada, o no tanto como se esperaba. 

“Ni una vez más, no me volverá a pasar”, se dicen, pero empiezan una relación de pareja con las manos bien atadas a la espalda.

Hay parejas que se descomponen, que se desmoronan por el tiempo, por las constantes discusiones por culpa de los hijos, por las decepciones de ir por casa. Hay veces que se cruza una tercera persona y uno se pregunta, ¿cómo se lo digo después de tantos años?, ¿cuánto me va a costar esta ruptura?, ¿merece la pena? Pero sacan fuerza de los recuerdos y lo intentan. Un día aparecen con una flor o con unas entradas de teatro, o con unas zapatillas para gastarlas por el parque un domingo de lluvia. El otro debe adivinar el gesto, dejarlo todo, ponerse las zapatillas y dar ese paseo. Sin esperanza, por si acaso, porque no quede por no haberlo intentado.

Hay parejas que necesitan años para reenamorarse pero un día se miran al espejo y se ven felices y descubren que esa felicidad se la deben a alguien que ha llenado su vida. Ese día comprenden que la vida es muy larga y que trae muchos momentos, muchos sentimientos, y que todos son parte de la misma vida, como los diferentes paisajes de un río. Todo es parte de lo mismo, todos los paisajes forman el mismo río. Ese día empiezan a comprender. Todo no se entiende nunca, siempre queda la duda de saber como habría sido otra vida, con otra persona, en soledad, pero eso es parte de todo camino, todo caminante tiene dudas sobre los caminos que no eligió.