14 de septiembre  de 2017

DON CARLOS Y SU PADRE FELIPE II

La ópera Don Carlo de Verdi. 

La ópera Don Carlo de Verdi recoge la leyenda negra española, como el drama de Schiller que inspiró a Verdi. Se trata de las mentiras de de Guillermo de Orange que se inventó una relación amorosa entre Don Carlos y la esposa de su padre (Felipe II), Isabel de Valois.

Carlos de Austria (Valladolid, 8 de julio de 1545-Madrid, 24 de julio de 1568) nació dos años después de la boda, cuando Felipe II tenía dieciocho años. 

Don Carlos era hijo de primos hermanos por las dos ramas.

Don Carlos siempre fue agresivo. Cuando su abuelo (Carlos V) le vio en su viaje a Yuste se quedó muy preocupado porque no le gustó nada. Seguramente recordó cuando le hizo casarse a Felipe II adolescente con su prima la infanta María Manuela de Portugal porque tenía muy buena dote.

Don Carlos se quedó huérfano de madre a los cuatro días de nacer y se crió primero en compañía de sus tías y tras las bodas de estas con familiares cercanos, pues su padre no estuvo en España de 1548 a 1551 ni de 1554 a 1559. Según el cortesano Gramiz, el príncipe creció mimado y tenía comportamientos exagerados.

Ya de mozuelo hacía asar liebres vivas y en una ocasión cegó a los caballos del establo real. A los once años hizo azotar a una muchacha para su sádica diversión. 

Luego fue a la Universidad de Alcalá de Henares junto al hermano del rey don Juan de Austria y su primo hermano Alejandro Farnesio. Costó muchísimo enseñarle a leer y escribir.

En 1562, en Alcalá, se cayó por las escaleras persiguiendo a una sirvienta, golpeándose en la cabeza; tras probar muchos tratamientos diferentes, incluyendo el acudir al curandero Pinterete y a poner a los pies de su cama la momia de fray Diego de Alcalá, finalmente Vesalio le realizó una trepanación, operación muy arriesgada que le trajo secuelas, pues se acrecentó su crueldad y sus excentricidades.

Su desarrollo físico también era deficiente, a causa de haber enfermado de malaria a los 11 años, lo que le provocó un desarrollo anómalo de la columna vertebral y las piernas, de modo que no podía caminar erguido y cojeaba.
 
La descripción física del príncipe la cuenta un embajador autriaco:

“No es un príncipe ancho de hombros, teniendo uno más alto que otro, ni de gran talla. Tiene el pecho hundido. A la altura del estómago presenta una pequeña giba. Su pierna izquierda es bastante más larga que la derecha, sirviéndose con menos facilidad de este lado que del izquierdo. Tiene los muslos fuertes, pero mal proporcionados, y es débil de piernas. Su voz es chillona, aguda, y al comenzar a hablar sufre viendo que las palabras salen con dificultad de su boca...”  
Otro embajador, Soranzo, dijo
“De una naturaleza tan colérica que se hace difícil gobernarlo. No escucha a nadie ni tiene en cuenta nada... Estima muy poco al rey, quien disimula y finge no enterarse de sus acciones. Sin embargo alguna vez manifiesta su resentimiento, y en el acto, su alteza se precipita en la cama, presa de ardiente fiebre, que es consecuencia inmediata de la cólera a que está sujeto”... “Es cruel, tiene particular odio a los que le sirven y, si no fuese por miedo al rey, cambiaría continuamente de servidores. Muy pocos han sabido comprenderlo y conquistar su gracia.”  
Durante 1567 el príncipe cometió nuevos excesos, como mandar incendiar una casa desde la que se lanzaron unas aguas sucias que le mancharon, el intento público de apuñalar a Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel -duque de Alba de Tormes-, que por orden del rey debía partir hacia Flandes en su lugar, o arrojar por una ventana a un paje cuyo comportamiento le molestó y, en otra ocasión, lanzar a su guarda de joyas y ropa.

Por si le faltaba algo quiso traicionar a su padre ayudando a los flamencos, pero Juan de Austria se lo dijo al padre que el 18 de enero de 1568 mandó encerrar a su hijo Carlos en sus aposentos sin recibir correspondencia y con limitada comunicación con el mundo exterior. Como el príncipe amenazó con quitarse la vida, Felipe II ordenó que no pudiese tener cuchillos ni tenedores. 

El príncipe Carlos muere encerrado en el torreón del Alcázar madrileño en el año 1568, a los veintitrés años.

LA LEYENDA NEGRA

La obra de Schiller trata de la relación entre Carlos e Isabel de Valois, mujer de Felipe II luchan por su amor contra un implacable Felipe II mientras los Países Bajos, defendidos por el príncipe, luchan por sus libertades. Este es el tema de la ópera Don Carlos, de Verdi: El viejo rey, celoso y represor, frente al joven príncipe, valiente y romántico.
 


 

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