Hoy paseaban por la playa un pagafantas
y un pagapaga.
El pagafantas iba solo, realmente
el pagafantas sólo está acompañado cuando su amigo
se va al fútbol y le deja a su novia para que la saque a pasear.
Realmente es como un guardacoches, se le deja las llaves y no toca ni el
volante. El pagafantas está enamorado platónicamente de una
mujer que le utiliza como confidente, pero que está enamorada del
cachas del gimnasio. El pagafantas normalmente es gafotas, poca cosa, y
debe optar entre estar con una fea o con una guapa que es la novia de el
del gimnasio …
El pagapaga de la playa iba con
su escort, mitad rubia y mitad silicona, interpretando el papel de supercariñosa
y besándole sin parar. El pagapaga quería rentabilizar la
inversión y no paraba de fotografiarla mientras que ella ponía
poses de modelo de revista de gasolinera y de fondo ponía su toalla
a modo de bandera ondeada por el viento. El pagapaga es difícil
de calificar porque hay muchas subespecies. Este en concreto era la del
tipo “crédulo profundo” y tenía el don de convencerse de
que todo era real.
Y así iban por la playa,
el pagapaga beso que te beso y el pagafantas ensoñando con la chica
que es de otro. El pagafantas tiene la suerte de que su sueño puede
durar tanto como quiera, el pagapaga tiene la suerte de que todos los que
estábamos en la playa nos acercamos a su toalla a echarle unas monedas,
es que estas cosas salen por un pico.