EL DESVÁN. Ética masculina.

PEDANTERÍA

La diferencia entre el pedante y el sabio.

Pedante es una deformación del latín paedagogus (pedagogo), y este del griego paidagogos.

En italiano antiguo se ha venido utilizando esta palabra hasta recientemente para referirse a tutores que enseñaban a los niños a domicilio.  

Una persona pedante es alguien que presume de sus conocimientos, ya tenemos un primer defecto “presumir”, dime de qué presumes y te diré de qué careces.

El pedante está acomplejado y pretende demostrar su superioridad ante los demás en el momento más inoportuno para demostrar sus conocimientos. El pedante está pidiendo a gritos que le reconozcan sus méritos y que le profesen admiración. Sin público no hay pedantes.

No es lo mismo que el vanidoso. El vanidoso no siempre es pedante y no requiere ser reconocido, admirado por los demás. El vanidoso está en otra etapa, en la que ya ni necesita ser admirado, está absolutamente convencido de su superioridad, en este caso no hay complejo.

Lo peor de todo es que muchos no son pedantes, son simplemente ratas de biblioteca, buenas personas que no tienen más mundo que sus libros, y cuando hablan lo hacen igual que cuando escriben sus libros. Estos no son pedantes al uso, son sabios a los que se agradece escuchar, aprender de ellos, y se disculpan por saber del saber, del que sólo está escrito, del que sólo está reservado a las maravillosas ratas de biblioteca, que son sabios, no pedantes.
 
 
 

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