EL DESVÁN. Ética masculina.

ÉTICA DE LA PROMESA. LA PROMESA COMO DEUDA

La promesa como intención y el hecho de que las personas no cambian.

Desde una perspectiva ética la promesa es la base de la relación humana. El que lo incumple se siente culpable y el tercero que se cuela en una relación para que se deje de cumplir una promesa también. Incluso se podría decir que la sociedad repudia ambos casos.

Empezando por la promesa honestamente tienen poco valor porque las personas no cambian. Las promesas en las relaciones de pareja implican que uno va a hacer o no hacer lo que no quiere. Así que se promete, pasan unas semanas, y se vuelve a incumplir lo prometido.

La universidad de Colonia realizó una investigación sobre las parejas “prometedoras”, y llegó a la conclusión de  que aquellos miembros de una relación amorosa que son más sensibles hacia las necesidades de su pareja realizan un mayor y más importante  número de promesas. Y lo curioso es que estos incumplen más que los que no prometen nunca o no creen en las promesas. El estudio concluía diciendo que “"al contrario que la noción popular de que los sentimientos verdaderos se demuestran mediante las acciones, nuestros datos sugieren que los sentimientos hacia el compañero sentimental pueden en ocasiones tener muy poco que ver con el cumplimiento de las promesas. Más bien, la consideración por la pareja y los sentimientos amorosos suelen reflejarse en las intenciones de cada cual, en promesas ambiciosas ofrecidas de buena fe, y guiadas por aquello que una persona (quizá de forma poco realista) desea hacer para mostrarse sensible ante las necesidades de su compañero".

Si relacionamos este tema con la fidelidad, hay otro estudio de la universidad de Yale que da un paso más y sostiene que "el caso más claro es aquel en el que una mujer permanece fiel a su marido o cumple con sus deseos sólo por el mero hecho de estar casada, algo que percibimos como una amenaza al matrimonio. Una promesa de fidelidad empeora las cosas: el marido quiere que se le sea fiel no porque se le ha jurado serlo, sino porque se le ama".

En otras palabras, que la víctima de una infidelidad descubre: 1) que la otra persona no cumple con sus promesas, por lo que no es de fiar y 2) que no cumple porque no le quiere, al margen de promesas.

Pero queríamos hablar de la promesa como deuda. La filósofa Sissela Bok se preguntó ¿por qué tienen tanto poder las promesas? Llegó a la conclusión de que 1) prometiendo uno fija unas expectativas y un equilibrio. Si falto a mi palabra, rompo ese equilibro y fracaso al alcanzar las expectativas; soy injusto, ya que he dado mi palabra y ahora le debo algo a otra persona.

Desde la perspectiva del psicoanálisis, el problema se enfoca el momento de prometer: de anticiparse a un hecho futuro. Herbert J. Schlesinger llegó a la conclusión de que "la promesa de una acción futura es un acto interrumpido". Es decir, que por encima de lo que pensemos, el subconsciente se queda con ese mal sabor de boca de no haber cumplido.
 
 
 
 

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