DIME QUE NO EXISTE LA CASUALIDAD

Paul Kammerer y la casualidad. ¿Se puede ser más vienés?.

Paul Kammerer fue director del Instituto de Biología Experimental de Viena. 

Desde que tenía veinte años, empezó a escribir un "diario" de coincidencias. Kammerer llamó a este fenómeno "serialidad", y en 1919 publicó sus conclusiones en un libro titulado Das Geseiz der Serie (La ley de la serialidad). 

Kammerer estaba convencido de que las coincidencias iban en serie, es decir, “se producía una repetición o agrupación en el tiempo o en el espacio por la cual los números individuales en la secuencia no estaban conectados por la misma causa activa”.  El fenómeno de la acumulación de coincidencias evidenciaba para Kammerer que debía existir un principio cósmico superior a la razón humana del que no podíamos entender su funcionamiento pero podíamos ser testigos de su existencia.

Hablando de coincidencias, se cuenta que en el verano de 1900, el rey Humberto I de Italia cenaba en Monza, donde debía presenciar un concurso de atletismo al día siguiente y observó que el dueño del restaurante era idéntico a él. Lo peor es que también se llamaba Humberto y que los dos habían nacido en Turín, y en el mismo día; y se había casado con una Margherita el mismo día en que el rey se casó la reina Margherita. Y había inaugurado el restaurante el día en que Humberto I fue coronado rey de Italia. El rey invitó a su doble a que asistiera al concurso de atletismo pero le mataron esa noche y al día siguiente al mismo rey.

Bueno volvemos a Paul Kammerer, pues se casó con una baronesa y tuvo muchas amantes entre las que se incluyen Alma Mahler y las hermanas Wiesenthal (por orden de edad, claro). Luego se suicidó en 1926, con un disparo en la sien izquierda a pesar de ser diestro. ¿Se puede ser más vienés?.