TAN REAL COMO UNA ENFERMEDAD Un pintor y un consejo. Antonio López cuando pintó la Gran Vía fue de madrugada a ver el escenario con su amigo Enrique Gran y le pidió consejo, Gran no dudo y le dijo sí píntalo, es tan real como una enfermedad Contaba Antonio López en una entrevista: “En la duda, me llevé a mi amigo Enrique Gran un domingo al amanecer y me dijo: «Debes pintarlo. Esto es real como una enfermedad». Me hizo ver la trascendencia que tenía la escena. Decidí hacerlo. El contacto con la Gran Vía fue a lo grande, desde un espacio majestuoso. Después quise hacer una nueva Gran Vía, pero ya no en la calle. Pedí permiso en el hotel Capitol. Fui un par de veranos. Empecé otra desde una terraza. Y surgió la necesidad o el deseo de hacer un recorrido por la Gran Vía un día del año: desde que amanece, al comienzo, en el edificio Zúrich, hasta la Plaza de España al atardecer. Elegí siete puntos. Es un vuelo. Una criatura va desplazándose a lo largo del día. Es el 1 de agosto. Y es que Enrique Gran decía grandes cosas, como que “la pintura, además de ayudarme a vivir, me sirve para intentar encontrar la verdad”. Pero nos quedamos con la que está
al pie de su estatua en la bahía donde nació “preparadme
la paleta, los colores, mis herramientas queridas...sed diligentes que
el tiempo es mensajero de terribles urgencias...
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