El anuncio pedía una señora viuda sin hijos, de respetables conexiones (o una señora que no hubiese estado casada), de 30 a 35 años de edad, de temperamento suave y hábitos piadosos, que tuviese unos pocos cientos de libras a su disposición, o estuviese en posesión de una renta permanente o propiedad, y no tuviese aversión al matrimonio.

El anunciante es un caballero de mediana edad, en buen estado de salud, respetable en su apariencia y modales, y con una anualidad de por vida moderada. Su motivo es hace más cómoda la vida. Una mujer que resida en el condado sería preferible.

Señor,

No me convenció la sinceridad de sus propuestas … pero desde mi profunda ansiedad de cambiar mi situación actual en la vida, me vanaglorio de estar en posesión de todos los requisitos señalados con excepción del que alude a asuntos pecuniarios, que, sin embargo, considera un requisito necesario. Yo me considero obligada por mi honor, a decirle con franqueza que no he sido capaz de ahorrar un solo chelín de mi salario, pero me lo he gastado todo en mejorar mis habilidades mentales. Puedo facilitarle referencias de las familias en las que he servido pero mi modestia me impide enviarlas. A la espera de que me haga el favor de una entrevista.

Muy señor mío:

Me dio su carta el Sr. Edward del hotel en el que trabajo .. Yo le respondería a la perfección, salvo que tengo una docena o más de años de los que quiere, así que el señor Edward me da una palmadita en la mejilla, y  me dijo: mi querida Grizel no te importe pasar de los cincuenta cualquiera de estos días. Usted no tiene por qué estar celoso del Sr. Edward porque él tiene una esposa que seguro que está en Londres … Señor estoy
libre de toda tentación, ya que nunca veo el capitán que solía …

Muy señor mío:

Soy poseedora de una apreciable fortuna y no me importaría compartirla con usted si cumple con lo escrito. Soy viuda …., espero la oportunidad de conocerle …