Tener el tiempo para releer una novela parece ser el lujo de unos pocos. 

Muchos se quejan que la gente ya no lea sin darse cuenta que las exigencias hayan cambiado

En la Antigüedad, en la Edad Media y en el Renacimiento saber leer, escribir y tener libros era cosa de muy pocos, de las élites. La lectura y la ciencia se reservaban a los monasterios, cortes y en las universidades. Genios universales, como Leonardo da Vinci, son un fenómeno de este tiempo. 

La Edad Moderna en sí está determinada por el surgimiento de la imprenta. Se habla de la «Galaxia de Guttenberg» ya que la posibilidad de producir muchos textos en relativamente poco tiempo cambia por completo la sociedad (europea). Protagonistas de este tiempo son Martín Lutero, que por primera vez traduce la Biblia y Cervantes, crean una nueva forma de literatura que se dirige a todos, además criticando a la élite. La lectura será cada vez más democrática (si hablamos de siglos). 

«NO HAY NADA PARA LO QUE NO HAYA UN LIBRO».

Con la Ilustración empieza la producción masiva de conocimiento científica y relacionado con esto la producción de libros. Además, con el surgimiento de los nacionalismos a partir del siglo XIX se crea un tipo de canon, una cantidad de literatura específica que tiene que conocer la gente culta. 

Con las revoluciones aparecen, por primera vez, en tiras grandes, los periódicos. Estos y los libros serán los portadores únicos del conocimiento y de la información hasta los principios del siglo XX. Aquellos que no tengan que trabajar con las manos, que tengan tiempo para leer los textos, serán la gente culta que se distinga de los demás.

El cine ha cambiado todo, y sobre todo la televisión. Las noticias ya no son cosa de los periódicos, sino de la radio y de la televisión. Estos últimos y el cine asumen el papel de la información rápida y el entretenimiento, dos aspectos que han quitado, casi por completo, de los libros y de la prensa. 

La última revolución ha sido el internet. Y no solo esto. Sobre todo después de la II Guerra Mundial la ciencia se ha disparado. En todos los sectores, ya sea la tecnología o la medicina, los conocimientos se duplican cada 5 años. Hoy en día ya no pueden existir genios universales, se necesitan a especialistas que no se pierdan en la jungla de la información. 

Elias Canetti describió en su libro “Auto dé fé” a un sabio que guardaba sus siete mil libros, los conocía casi de memoria, solo se dedicaba a su estudios y era un experto en su ambiente. Este tipo de científico ya no podría existir. 

Todos los días estamos enfrentados con una ola gigante de información de todo tipo de medios. Antes se decía que tenías que leer un libro por semana y el «Quijote » en las vacaciones. Hoy en día tienes que ser capaz de entregar el resumen de «Don Quijote », la biografía de Cervantes, el significado histórico de la obra en un informe retóricamente bien expuesto y escrito en un «hand-out» de una cara dentro de una semana. 

Leer libros sigue siendo muy importante pero, cada vez más, es solo una parte del todo. 

Antes la gente tenía que aprender a leer y hoy hay que aprender a encontrar y distinguir la información buena y útil de la que sobra, lo que en sí supone una dominación de la lectura y del conocimiento mucho más alta de la que antes. 

Y tener el tiempo para releer una novela parece ser el lujo de unos pocos.