EL DESVÁN. 

EL GATO. EL SOLITARIO.

¿Gato o perro?. La respuesta dice mucho de su personalidad.

Cuando una vuelve a casa después de un mes, el gato no se alegra.

Incluso da la espalda a su amo, le molesta que vuelva. Es una animal solitario y territorial que se había acostumbrado a vivir solo en su territorio. No necesita a nadie.

La relación entre los gatos y los seres humanos siempre ha sido muy diferente a la relación entre perros y personas. Al gato no se le puede domesticar. De hecho, en las películas en las que aparecen gatos muchas veces es un muñeco automatizado. 

En la naturaleza, los gatos suelen ser cazadores solitarios y, a menudo son activos sobre todo por la noche. En contraste, los perros salvajes suelen ser animales sociables que trabajan en grupos y se activan entre el amanecer y el atardecer. Nuestros perros domésticos conservan esta necesidad de interacción social en la medida en que sin un maestro y una familia, un perro parece triste, casi perdido. 

Los perros quieren un poco de compañía porque se sienten solos. Los gatos, por el contrario, a menudo son invisibles durante el día. Los gatos de vez en cuando participan en actividades sociales, pero su interés es limitado. Por lo general, después de unos pocos minutos, los gatos abandonan el juego y se alejan, como esos solitarios que van a una fiesta y a los dos minutos ¿dónde está?.

Recientemente, Sam Gosling, un psicólogo de la Universidad de Texas en Austin ha hecho un estudio con 4.565 personas y les preguntó si preferían a los peros, a los gatos, o a ninguno.  

Gosling resumió sus resultados diciendo que “hay una creencia generalizada de que la elección de una mascota - perro o gato - tiene que ver con la mayor afinidad y descubre la personalidad del individuo,  … y esta investigación sugiere que existen diferencias significativas en los principales rasgos de personalidad entre los perros y los gatos.”

Sobre la base de los perros son más sociables que los gatos, se podría esperar que las personalidades de los amantes de los perros también reflejen un incremento en la sociabilidad. En efecto, los resultados mostraron que las personas que prefieren al perro son generalmente alrededor del 15 por ciento más extrovertidas y un 13 por ciento más agradables, además de tener mayor autodisciplina para completar tareas y conseguir sus objetivos.  Entre los que preferían a los gatos, alrededor del 12 por ciento eran más neurótico, sin embargo eran también un 11 por ciento más abiertos que la gente que prefería al perro. El rasgo de la apertura implica un reconocimiento general por el arte, la emoción, la aventura, las ideas inusuales, la imaginación, la curiosidad, y la variedad de la experiencia. Las personas con alta apertura son más propensas a tener creencias no convencionales, mientras que las personas con puntuaciones bajas en la apertura (los que prefieren a los perros) tienden a ser más convencionales y con intereses tradicionales. 

En otro estudio similar, se llegó a la conclusión de que los dueños de gatos tenían un tercio más de probabilidades de vivir solas que los dueños de perros. Una mujer sola era la persona con más probabilidades de tener un gato. 
 
 
 
 
 

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