NOCTURNO DEL HUECO
Federico García Lorca
... ... ...
II
Yo.
Con el hueco blanquísimo
de un caballo,
crines de ceniza. Plaza pura y
doblada.
Yo.
Mi hueco traspasado con las axilas
rotas.
Piel seca de uva neutra y amianto
de madrugada.
Toda la luz del mundo cabe dentro
de un ojo.
Canta el gallo y su canto dura
más que sus alas.
Yo.
Con el hueco blanquísimo
de un caballo.
Rodeado de espectadores que tienen
hormigas en las palabras.
En el circo del frío sin
perfil mutilado.
Por los capiteles rotos de las
mejillas desangradas.
Yo.
Mi hueco sin ti, ciudad, sin tus
muertos que comen.
Ecuestre por mi vida definitivamente
anclada.
Yo.
No hay siglo nuevo ni luz reciente.
Sólo un caballo azul y una
madrugada.