PROTOCOLO

CONSEGUIR UNA BUENA MESA

La elección de la mesa es el principio de una buena comida. 

Un error grave es una mesa en el lugar inadecuado. Destroza la comida, aunque los platos sean excelentes.

Hay restaurantes que intentan maximizar el beneficio ofreciendo mesas en pasillos, junto a la cocina, junto a la puerta de entrada, mesas que recuerdan a esos cines que venden primeras filas a un metro de la pantalla. Debería haber una ley que prohibiese estos abusos.

Por eso al llegar al restaurante es esencial que el metre o el camarero tengan la percepción de que Usted es una persona acostumbrada a ir a restaurantes y que sabe perfectamente lo que es una buena mesa. A un cliente así no le van a deja escapar, con un ocasional pueden permitírselo.

El reparto de mesas es todo menos democrático. No todo el mundo tiene la misma mesa, aunque paguen lo mismo. Hay mesas que son un escaparate del restaurante. Desde todo el restaurante se ve quien está sentado en esta mesa, así que la imagen de esa mesa es la mejor publicidad del restaurante. Es mucho más fácil que se la den a una pareja de moda que no a dos hombres de negocios derrotados después de una jornada de 20 horas. No es cuestión de consumo, es una cuestión de imagen. Hay un restaurante muy caro con un reservado muy discreto, pero para llegar hasta él hay que cruzar por pasillos llenos de mesas, con lo que todos los comensales ven pasar a su lado a los privilegiados que acuden a este reservado. Esto es parte de la imagen del restaurante, que los clientes digan que comieron al lado de …

Luego están los asiduos, que suelen tener sus mesas asignadas o que saben perfectamente cuales son las mejores. Estos lógicamente tendrán un trato preferente.

Claramente está la prudencia. Si no le quieren dar una buena mesa le dirán: hoy sólo tenemos … Si realmente es una mesa en un pasillo escondido no la acepte, aunque se disculpen y le ofrezcan el vino por cuenta de la casa. Es que ella no se lo merece. Pero tampoco se merece andar dando vueltas por la ciudad con hambre. Tenga siempre en mente un plan b.  Siempre cabe insistir: ¿tiene usted algo más?. Funciona de maravilla. Si no hay alternativas disponibles, insista cortésmente para que compruebe alguna posible cancelación. No olvide que todos los restaurantes siempre mantienen algunos puntos especiales para los asiduos, y es muy posible que le ofrezca uno de estos sitios que piensa que no va a utilizar.

Y si nada de esto sirve, le dice: me temo que esto realmente no es adecuado. Creo que tendríamos que cancelar nuestra reserva e ir a buscar otro sitio para comer.  

Luego no suele haber plan b y se acaba toman cualquier cosa en un sitio cutre, pero lo importante es que ella sepa que hay una cena pendiente, y que el día que vuelvan ella tendrá el sitio que se merece, porque ella lo es todo. 
 
 
 

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