LOS CHARCOS NO SON PARA ELLA. Caminar por el exterior Esta costumbre masculina de colocarse entre la mujer y la calle proviene de la época en que los carruajes salpicaban barro y ensuciaban los trajes femeninos. Lo mismo en zonas de doble tránsito
para evitar golpes a la mujer de las personas con las que se cruce.
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