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UNA NECESIDAD MÁS PROFUNDA
QUE EL SEXO
Ser escuchado
“De pronto, se me presentó
una idea. La idea de que la interminable hilera de su monólogo debía
responder a una necesidad más profunda que el sexo. Él sentía
la necesidad imperiosa de narrar su vida, de contar sus deseos, de confesar
sus frustraciones. Más aún, él necesitaba creer que
estaba seduciendo a una mujer, que por fin había encontrado una
compañera que le escuchaba y le comprendía, que no le exigía
más de lo que podía dar. “
Belén Altuna (En su columna
en el País)
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