SER PADRES.
LA OPINIÓN DE LOS LECTORES.

HOTEL PAPÁ: SOFTPOWER O HARDPOWER CON HIJOS

Un hotel gratis en el que además te pagan.

Nuestros lectores se posicionan sobre el eterno debate en la educación de los hijos, lo que los anglosajones llamas softpower, mano blanda, o hardpower, la mano dura. 

Como el debate no tiene una respuesta clara y el término medio es imposible de conseguir, son muchos los que coinciden en que la única solución al “hotel papá” es darles, la casa, dejarles la nevera llena, y no volver hasta que la abandonen. Es como asumir que no se irán nunca y que nunca les echaremos porque el amor a los hijos lo puede todo.

Los lectores europeos son más escépticos y señalan que el tradicional “mientras vivas aquí, respetas nuestras normas” ya no funciona. En una de las cartas nos citan a María José Rodrigo, investigadora de la Universidad de La Laguna, quien ha publicado, junto con Beatriz Rodríguez, el estudio “El nido repleto: la resolución de conflictos familiares cuando los hijos mayores se quedan en el hogar” y que señala en una entrevista al periódico el confidencial que “ya no puedes decirles tienes que venir a esta hora a casa’ ni tampoco que tal o cual amigo no les conviene. No puedes darles órdenes, pero viven en tu casa como si estuvieran en un hotel a pensión completa”. “Se plantean problemas de normas, de reparto de tareas domésticas y de compaginar la autonomía de los hijos, que entran y salen cuando quieren, con la convivencia familiar. Se entra en una etapa de relaciones más horizontales, donde la autoridad paterna no se puede hacer valer mediante la simple obediencia. “Es frecuente encontrar padres que terminan quemados, y que recurren al “mientras vivas aquí, cumples las reglas de esta casa”. “Están esos hijos que exigen lo indecible, que imponen el miedo en la casa y que arrinconan a los padres en una esquina”. Estos casos de maltrato no son los más frecuentes, pero sí forman parte de un contexto paradójico de conflictos. Por una parte, tienen una vertiente positiva, ya que la mayoría de los desencuentros “son una oportunidad para el cambio, para reflexionar y para establecer nuevas formas de comunicarse”. “es frecuente que los padres traten de entender el punto de vista de los hijos, pero no lo es tanto a la inversa. Hay hijos que siguen queriendo dominar y salirse con la suya, lo cual implica una notable inmadurez en un momento de su vida en que deberían ser capaces de comprender mejor los puntos de vista de sus mayores”.

Un lector se refiere a un caso en Londres en el que la madre es maltratada físicamente por su hijo de trece años y acude a los servicios sociales sin conseguir ninguna ayuda. Al poco tiempo ella pega a su hijo, el hijo le denuncia y es castigada con tres meses de prisión. La justicia habla de la responsabilidad del adulto y esta madre se queja de la falta de instrumentos para imponer reglas a menores sobreprotegidos.

Otro lector nos señala como un padre en la playa tiene que ceder ante su hija de cinco años porque la niña no quiere disfrutar del sol y quiere subirse a la casa a ver la televisión. El padre acaba cediendo, renuncia a su día de vacaciones, y la niña ha aprendido que gritando todo se puede. Dice el lector que si el padre le hubiese reprendido, todos los de alrededor le hubiesen llamado la atención por mal padre. Todo esto genera consecuencias a largo plazo.

El tema es complicado porque para conducir un coche hace falta un título y estudiar, pero para tener hijos no, y no todo el mundo sabe de pedagogía. Ser padre es una labor muy difícil y seguramente imposible de aprender.

Otro lector señala que los adolescentes y jóvenes exigen que se les comprenda pero se niegan a comprender a sus mayores. Señala que un niño de quince años puede que no comprenda, pero un joven de treinta es que es un intolerante y no quiere comprender a sus padres porque sencillamente es más cómodo no hacerlo. Al señalar estas edades muchos lectores internacionales se sorprenderán de que los hijos sigan viviendo con los padres a estas edades, pero es que en España el hotel papá está muy extendido, comida y cama gratis, luz pagada, y encima dan una paga.

En definitiva, que como se les quiere mucho y es imposible echarles, que se vayan los padres y por lo menos trabajan menos. Y si buscan la perfección se cambian de ciudad, de región o de país.
 
 
 

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