¿POR QUÉ ELLA DICE NO?

Los diferentes niveles de deseo sexual.

En los casos de relación estable de una pareja joven, es frecuente escuchar que la mujer rechaza con frecuencia las relaciones sexuales.

Hay dos teorías, la de utilización de la sexualidad para obtener otros fines (el sí a cambio de algo) y la científica, que demuestra que no es algo social o cultural, sino biológico.

Mientras que a un hombre joven con buena salud le apetece siempre, a una mujer en las mismas circunstancias no. Este tema lo estudió la siquiatra Sandra Leiblum, que demostró que las mujeres pueden sentirse atraídas físicamente por alguien sin activar necesariamente el deseo sexual. Por el contrario, los hombres activan automáticamente el deseo sexual. 

Es decir, que la biología masculina responde a la atracción física sin titubeos, directamente, con un impulso sexual claro. La naturaleza busca la reproducción por encima de todo y el cerebro del macho responde automáticamente a la oportunidad de reproducirse.

Esto justifica que los hombres tengan veinte veces más cantidad de testosterona que las mujeres. Esta hormona es la responsable de la activación del deseo sexual.  

Ahora volvemos a los sicológico, está muy extendida la teoría de que el cerebro del hombre desconecta las áreas sexuales y las emocionales. Aquí entramos en las ideas generalizadas: la primera que ella siempre dice que no y la segunda que a él le da lo mismo una mujer que otra. Evidentemente son generalizaciones falsas.
 

El neurólogo Gerst Holstege ha sostenido que el cerebro femenino tiene interconectado el deseo sexual con el femenino y que en situaciones excepcionales se desconecta. Esto es discutible porque es que son todas las conexiones del cerebro femenino las que se relacionan con el lado emocional, por eso la mujer es mucho más emotiva que el hombre.

La mejor prueba de esta diferencia es que una mujer que sufre estrés no alcanza el orgasmo. La mente femenina atenaza por completo su cuerpo. El cerebro lanza unas ordenes emocionales tan potentes que bloquea el cuerpo.

Y si un hombre no sabe apreciar esta diferencia, esta fuerza de los sentimientos en la mujer, se queda en el lado biológico, el que menos importa, porque lo esencial es ella. Los dos o ninguno.