EL DESVÁN. Psicología masculina.

LA CORTEZA CEREBRAL. DR. JEKYLL Y MISTER HYDE
 
La corteza cerebral es plenamente funcional al final de la adolescencia.  

La corteza es la parte más nueva (evolutivamente) y la más grande del cerebro. Es aquí donde ocurre la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión.

En neuropsicólogía se llama al lóbulo frontal el “órgano de la civilización”. 

El término psicológico más utilizado para referirse a las funciones desempeñadas por la corteza prefrontal es «función ejecutiva». Este término hace referencia a la capacidad para establecer distinciones entre pensamientos conflictivos, realizar juicios acerca del bien y del mal, predecir las consecuencias futuras de actividades actuales, trabajar conforme a metas determinadas de antemano, realizar predicciones de resultados, creación de expectativas, y control social (la capacidad para inhibir comportamientos impulsivos que, de no ser suprimidos, podrían desembocar en resultados socialmente inaceptables).

El primer caso documentado sobre la función de la corteza prefrontal es el de Phineas Gage, cuyo lóbulo frontal fue destrozado cuando accidentalmente su cabeza fue atravesada por una barra de hierro en el año 1848. El caso de Phineas Gage, en 1848, un capataz de trabajadores de ferrocarril en Vermont, Estados Unidos, quien al preparar un barreno para dinamitar unas rocas le explotó la pólvora y el barreno le atravesó el cráneo entrando por la mejilla izquierda y saliendo por el centro de la calota craneana, cortando así las conexiones de la región prefrontal con el resto del cerebro. Gage tras el accidente sufrió, al igual que los enfermos lobotomizados posteriormente, un cambio drástico de personalidad. Como refiere el médico que lo trató, el Dr. Harlow, “se había destruido el equilibrio entre sus facultades intelectuales y sus tendencias animales”.  

A pesar de que Gage conservó sus capacidades memorísticas, el habla y las habilidades motoras, su personalidad cambió radicalmente: se convirtió en una persona irritable, de fuerte temperamento e impaciente -características que no había manifestado antes de su accidente-, de forma que sus amigos manifestaron que no parecía tratarse de la misma persona. A pesar de que siempre había sido considerado como un trabajador eficiente y competente, nunca más fue capaz de completar adecuadamente sus tareas laborales. No obstante, un análisis cuidadoso de las pruebas muestran que las descripciones de los cambios en la personalidad de Gage descritos por amigos y familiares son exagerados en comparación con las descripciones realizadas por el médico de Gage. Así, se observa que los cambios descritos años después de su muerte son mucho más acentuados que los que se habían descrito mientras Gage aún vivía.

Este caso en comparable con la obra de Robert Louis Stevenson “El Dr. Jekyll y Mister Hyde”, en la que Stevenson al final de la novela y en las confesiones del Dr. Jekyll tras ingerir la droga que lo transformaba en Mister Hyde dice lo siguiente: “sentí un aflojamiento de todas las ligaduras del deber”… “me sentía más perverso, un esclavo vendido a mi demonio innato”; según Stevenson “la droga carecía en su acción de discernimiento; no era divina ni diabólica; no hacía más que quebrantar las puertas de la prisión, y como los cautivos de Philippi, lo que estaba dentro se escapaba”; “bebía con avidez bestial el deleite que manaba de la tortura infligida al prójimo, era inexorable, como un hombre de piedra”. 

Lo que describe Stevenson es como si un demonio que llevásemos dentro, de pronto y gracias a la droga, se independizara y comenzase a actuar perversa y cruelmente hacia los demás, lo que no es otra cosa que la pérdida de las trabas sociales y morales que nuestra civilización nos ha impuesto y que, gracias a la capacidad inhibidora de la corteza prefrontal sobre nuestros instintos más primarios, somos capaces de respetar. 

Los antecedentes de la novela de Stevenson fueron, sobre todo, “Los elixires del diablo” de E. T. A. Hoffmann, escrito en 1816, y el relato de Teófilo Gautier “El caballero doble”, escrito en 1840. Pero también “El doble” de Dostoievski, escrito en 1846. 

Muchos trastornos, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o elTDAH, han sido relacionados con una disfunción de la corteza prefrontal, por lo que se trata de un área cererbral que presenta un foco potencial para el tratamiento de este tipo de desórdenes. Se han comenzado a realizar ensayos clínicos con ciertos fármacos que han mostrado una mejora de la función de la corteza prefrontal, como la guanfacina, un agonista adrenérgico que actúa sobre los receptores alfa . El canal HCN, uno de los principales objetivos de este fármaco, es una de las áreas recientemente investigadas por los estudios farmacológicos relacionados con la corteza prefrontal.
 
 
 
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