EL MEJOR AMIGO Uno mismo. José Luis Sampedro estaba en Barcelona. Estaba muy cansado y se subió a un taxi. Le pidió ir a un cine para
reír o dormirse. Aquí empezó una de esas maravillosas
conversaciones que sólo se tienen en los taxis. “El día que
usted se muera, se ha muerto su mejor amigo”, le dijo el taxista de Barcelona.
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