EL INSULTO CUANDO NO HAY ARGUMENTOS El insulto contado por Borges con una sencilla anécdota. En el artículo titulado Arte
de injuriar de su libro Historia de la eternidad, Borges cuanta una anécdota,
que atribuye a De Quincey, en la que a cierto caballero, durante una discusión,
le arrojaron a la cara un vaso de vino. El fulano, sin inmutarse, le replicó
a su agresor: Esto, señor, es una digresión, espero su argumento.
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