EL DESVÁN. 

LA MEDITACIÓN Y EL CEREBRO.

La meditación afecta al cerebro, y, por extensión, el comportamiento humano. 

Cuando se habla de la relación entre el cerebro y el comportamiento, la concepción científica o materialista de la experiencia humana cabría suponer que está en conflicto con las concepciones religiosas. Sin embargo, los estudios científicos sobre comunidades de monjes budistas han descubierto que la meditación tiene beneficios tangibles psicológicos y fisiológicos, lo que se explica estrictamente en términos neurobiológicos. 

Es decir, que la meditación afecta al cerebro, y, por extensión, al comportamiento humano.

El objetivo de la meditación budista es desprenderse de los deseos y los objetos que son la causa del sufrimiento. Otras formas de meditación, aunque difieren en cuanto a su fundamento metafísico es la separación del individuo de la naturaleza transitoria del mundo. En la oración, el esfuerzo es en gran parte mental, pero la meditación trascendental y la meditación Zen también afectan a todo el cuerpo. La posición del cuerpo es importante para la meditación, y en el Zen, el objetivo es tener la menor tensión posible en el cuerpo. El cuerpo tiene una forma de comunicación hacia el exterior para el mundo y hacia el interior de uno mismo. La correlación de los estados físicos de los estados mentales en la meditación refuerza la correspondencia entre las funciones neuronales y de comportamiento.

Los estudios de meditación trascendental revelan que durante la meditación, hay un aumento en las áreas de la corteza cerebral relacionadas con la percepción de la información específica y un aumento en la relación funcional entre los dos hemisferio. 

Los efectos psicológicos de la meditación demuestran cómo la mente y el cuerpo se afectan entre sí. Por ejemplo, algunos centros de adicción a las drogas han utilizado técnicas de meditación para ayudar a contrarrestar la fuerte dependencia de las drogas y el alcohol y para empoderar a los adictos que luchan para reconocer el origen y la naturaleza del deseo e luchar contra ella.

LAS INVESTIGACIONES

En 1992 emprendieron un proyecto conjunto dirigido a comprobar los efectos de la meditación sobre el ser humano. Fruto de esa colaboración R.J. Davidson, neurocientífico de la Universidad de Wisconsin, Madison, estudió la actividad cerebral de monjes budistas muy experimentados en el arte de la meditación.  Los monjes fueron estudiados neurológicamente mientras meditaban. Durante la práctica evidenciaron una actividad muy intensa en la corteza prefrontal izquierda, zona del cerebro altamente vinculada a las emociones positivas y cuya activación se ha demostrado que produce sentimientos de optimismo, felicidad, entusiasmo, alegría, energía y alerta. La amplitud de las ondas gamma recogidas en algunos monjes fueron las mayores que se han registrado en la historia. Este tipo de ondas está asociada con la capacidad de atención y el aprendizaje. En otros estudios se demostró que durante la meditación se presenta una importante disminución de cortisol, la hormona del estrés.

En los estudios de P. Ekman, profesor de psicología de la Universidad de California, San Francisco, se demostró que también poseían capacidades extraordinarias para reconocer emociones y signos sutiles en el ánimo de los semejantes.  Los monjes demostraron un control asombroso del reflejo de sobresalto.
 
  


 
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