¿SER INDISPENSABLE O DELEGAR? Si no se delega es imposible crecer. Es un error de libro pensar que uno puede hacerlo todo. El mismo error es delegar únicamente las tareas monótonas. La razón por la que muchos directivos no se atreven a delegar es por miedo a dar oportunidades a otros miembros del grupo que puedan reemplazarles en el futuro. La alta dirección de la empresa debe detectar estas anomalías e imponer en cada proyecto un colaborador del equipo coordinador del proyecto. Esto no supone olvidarse del asunto, sino que implica un seguimiento de la tarea que se ha delegado. Una vez que se empieza a delegar hay que reconocer los méritos de los componentes del equipo y nunca sobrecargar de trabajo a los que siempre lo hacen mejor. El límite a la delegación
está en la toma de decisiones urgentes y precisas. Es ahí
donde está el valor de un directivo.
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