VIAJE A LA SIMETRÍA CÚBICA

Taj Mahal. Viaje a un cubo dentro de un cubo, viaje a la simetría de la pareja.

Si viniese un extraterrestre y le dijese al viajero: sólo tengo una hora, súbete en mi nave espacial y llévame a ver un sitio, sin dudarlo el sitio sería el Taj Mahal, el lugar con el que quiso decir a la única mujer lo que no se puede decir con palabras, el único lugar que le hace levantarse de la silla y huir cada vez que lo mencionan.

El edificio que más claramente encarna el Vastu es el Taj Mahal, que es un cuadrado perfecto alineado con los puntos cardinales, con un río en el norte, que fluye hacia el este, una entrada en el sur, otra en el norte y todas las estructuras simétricas. En China, las ciudades imperiales están oriendas de norte a sur, de esta forma el emperador representa su poder cuando los súbditos le dirigen la mirada, pero esta es otra orientación. El Taj Mahal es la simetría, todo lo contrario, el equilibrio entre iguales.

Los ojos son únicamente perceptores, instrumentos, el que ve es el cerebro y el cortex cerebral lo primero que percibe son los vértices, por eso la importancia del cuadrado para la mente humana, una figura geométrica que apenas aparece en la naturaleza.

Geométricamente, si se quitan los minaretes, el Taj Mahal es un cubo, pero no un cubo, es un cubo dentro de un cubo, y a partir de ahí, una serie de cuadrados que abarcan el infinito, porque si un cuadrado queda encerrado en un círculo perfecto, sus líneas se extenderían hasta crear otro cuadrado, y otro círculo, y así hasta el infinito, por eso el cuadrado del Taj Mahal no es perfecto, porque ya se ha alcanzado la perfección y no hay razón para seguir buscándola. 

El matemático indio Aryabhatta en su obra matemática Aryabhatiya definía el cubo como el producto de tres iguales al igual que el sólido que tiene doce lados iguales. Algo parecido aparece en el Brahmasphuta Siddhanta (XVIII. 42), Ganitha sara sangraha (II. 43) y el Siddhanta sekhara (XIII. 4). En la matemática moderna el término "cubo" tiene dos significados matemáticos al igual que en Sánscrito, donde la palabra “Ghhana” significa un factor de una potencia con el número, multiplicado a sí mismo tres veces en una estructura cúbica. En la aritmética, se eleva al cubo al multiplicar un número por sí mismo y por sí mismo de nuevo, un cubo dentro de un cubo. Por ejemplo, 5 elevado al cubo = 5 3 = 5 x 5 x 5 = 125. Por otra parte, la raíz cúbica de 125 es 5. El término también se refiere a un número formado por cubos, por ejemplo, 1, 8, 27, 64 son los primeros cuatro cubos.

Koch y Barraud llegaron a la conclusión de que los octágonos y triángulos eran la clave del Taj Mahal, pues tienen propiedades particulares en cuanto a las relaciones de sus lados. Un triángulo con dos partes de 12 tendrá una hipotenusa de 17, de manera similar, si tiene dos lados de 17 de su hipotenusa será de 24. Si se une este triángulo con un octógono con un ancho de 17, tendrá lados de exactamente 7, que es la red básica sobre la que se prevé el mausoleo, la mezquita y Mihman Khana, es decir la simetría de la pareja. 

La mezquita en el lado izquierdo del jardín y Mihman Khana en el lado derecho crean como un espejo la simetría. Mihman Khana fue utilizado como casa de huéspedes durante los aniversarios de la muerte de Mumtaz Mahal. 

El Taj Mahal es pura obsesión por la geometría como nunca jamás ha existido.  Es la geometría manipulada por un hombre para decir que el paraíso, el noveno cuadrado dentro del octágono perfecto es la pareja, el lugar donde está la tumba de los dos. Así se representan los ocho paraísos bajo nueve bóvedas celestes.

Pero para comprenderlo un emperador tuvo que entender lo que era la vida sin ella, y es que nada se valora hasta que se pierde, por eso nos echaron del paraíso porque no sabíamos que estábamos en él.

Cuando se ve el Taj Mahal desde el centro se ve íntegramente, pero a medida que nos separamos unos pocos metros se deja de ver un minarete, unos pasos más y ya no se ven dos minaretes, un poco más y sólo se ve la mitad del Taj Mahal y otros pasos más y sólo se ve una tercera parte … Es el paso de la vida, el momento mágico que recoge el Taj Mahal. Sólo hay un momento, un lugar exacto en la vida en que uno se sabe en el paraíso.

Empieza el viaje al cubo.

El viajero cerró los ojos de la única mujer y sólo se los dejo abrir al llegar al centro de la plaza desde donde se ve la totalidad del Taj Mahal. Había cruzado el mundo para decir con una imagen lo que no podía decir con palabras. Lo mismo había hecho años antes ante unas montañas repletas de cerezos en flor, lo mismo hizo ... 

Ella también le contestó sin palabras. Le regaló lo único que podía atarle para no seguirla antes de cumplir su tiempo.