EL VIAJERO. Geografía íntima.

VIAJE A UNA SEMILLA

Cada viaje es una semilla. Un viajero que no quería viajar.

Había llegado del país del arte. Hablaban en una mezcolanza de idiomas, a veces con dibujos. Era un viajero de los de antes, de los que sabían que si viajaban el viaje les absorbería por completo, les vaciaría. Un viajero que no quería viajar.

Empieza el viaje.

Hacía frio y era tarde. El viajero del país del arte pidió un té, nuestro viajero prefirió un café con la leche muy caliente. 

La conversación empezó con palabras sueltas … Wandern significa viajero en alemán, pero wandernlung es la liturgia, el viaje hacia la transformación. Isfar es el viajero en árabe y safar el viaje, la palabra proviene de isfar el descubrimiento.

Claro, le dijo mirando fijamente a los ojos de nuestro viajero, el segundo nivel de la revelación del viaje es el descubrimiento de uno mismo. 

El espejo en el que nos reconocemos, eso es el viaje, el espejo … 

Y a través del espejo el mundo es una epifanía que demanda un significado posterior … porque somos peregrinos, no viajeros, necesitamos sosiego, que es un tiempo no se puede medir en el tiempo. 

Todos los tiempos son diferentes, el tiempo de los viajes, el tiempo del enamorado es diferente … Pero todos los viajes tienen algo en común: cada viaje es una semilla.

Luego los dos hombres dejaron de hablar … Hacía frio y era tarde. El viajero del país del arte pidió un té, nuestro viajero prefirió un café con la leche muy caliente. 

Nuestro viajero hizo un dibujo en una servilleta de papel. 

En la Edad Media el mapamundi se representaba como el cuerpo de un hombre. En la cabeza el paraíso y Finisterre en un extremo. El viaje no acaba en Santiago, el obejetivo, el viaje acaba en el límite de nuestras posibilidades.

El viajero del país del arte le dibujó un mapa que le había dibujado otro viajero. Era Turquía, con forma de mano  y Estambul era el pulgar,  la mano que se da a Europa.

El viajero dibujó un edificio hecho de barro, la mezquita de Jenne, que es de tierra, y se derrite cada año. Es el edificio de tierra más grande del mundo, cada año hay que rehacerla. Barro, lágrimas, reiniciar, viaje …

El viajero del país del arte le dibujó dos océanos y los simbolizó con dos religiones. Islam e hinduismo.

El viajero dibujó una sinagoga, Santa María la Blanca, que está en Toledo, pero que también lo está en Jerusalén porque en la diáspora se llevaron los planos para rehacerla exactamente igual. El viaje, los recuerdos, revivir …

Rafael dijo “nulo die sine línea”, y siguieron toda la noche dibujando hasta que justo antes de amanecer una inmensa luna de color naranja se bajó hasta el horizonte iluminando la noche. Hacía frio y era otro día. El viajero del país del arte pidió un té, nuestro viajero prefirió un café con la leche muy caliente.
  

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