EL VIAJERO. Geografía íntima.

VIAJE A NO SABES LO QUE TE PIERDES

Viaje a una convicción, un color y la sorpresa que nunca llegó.

A veces el destino nos pone en los zapatos de quien tanto se ha criticado, de quien tanto se ha incomprendido, y el viajero se reconoce distinto, sabedor de lo que es y lo que hace daño y al dañar nunca puede dar la felicidad.

Empieza el viaje a algo que tenía que suceder.

Ninguna historia empieza en un mismo día. Las historias siempre tienen su origen en historias anteriormente vividas. Esta historia enlaza con otro momento de la vida del viajero. 

El viajero había cuestionado … Seguramente es lo que hacen todos los que creen que la verdad tiene una sola cara. Pero a lo mejor se equivocaba el poeta cuando decía que “la verdad es lo que es y no lo deja de ser aunque se vuelva al revés”. 

La primera vez que se vieron, o quizás la segunda, acabaron tomando café de madrugada en un lugar precioso. Cuando llegaron estaba cerrado. El viajero consiguió abrirlo y acceder a un gran salón. A veces no hay puertas cerradas para los viajeros que vuelven a un lugar que lo dice todo. Se pusieron una condición… Un té y un café … Sólo la cumplió el viajero. Toda la verdad. No volvieron a verse en mucho tiempo.

¡Qué violenta la película!, le dijo ella al encenderse las luces del cine. Hay películas en las que se siguen escuchando las balas hasta cuando terminan. Lo siento, no sabía …, contentó el viajero. ¿Vamos a cenar?. No mejor tomamos algo antes con todos. El viajero se lanzó sobre la mesa tirando la bebida a una desconocida. Disculpa ahora te traigo lo mismo … Ella ya se había sentado y ponía servilletas de papel sobre el líquido torpemente vertido. El viajero fue a por bebida. Rioja. … Después, sí otro rioja. Ella le dijo que siempre había querido una fiesta sorpresa de cumpleaños, que incluso lo había pedido. ¿Se pueden pedir las sorpresas?. ¿Se puede vivir deseando ser sorprendidos?. ¿Podemos hacer depender la felicidad de una sorpresa que no llega?. ¿Cómo es la vida sin sorpresas?. 

¿Es posible que dos personas hablen durante cinco horas sin parar y sin darse cuenta del tiempo?. ¿De qué hablaron sin parar?. Mientras hablaban se acercaban amigos a hablar con ellos y los saludaban despidiéndoles. Necesitaban que nadie escuchara. ¿Por qué no se puede evitar llorar en un sitio público?. ¿Qué podía decir el viajero?. Apenas se conocían. Por fin llegó la verdad, no la que manipula, sino la que se silencia.

Luego hablaron de la verdad, de lo que decía el poeta: la verdad es lo que es y lo no deja de ser aunque se vuelva al revés. Podría valer para un palíndromo, pero la verdad es más complicada, la verdad es una sorpresa que desconcierta a un viajero que se cree con dones de adivinación, la verdad es todo lo que el viajero ha cuestionado. Tentación, verdad, decisión, convicción, lo mejor, la luz …

El viajero recordó un viaje a un lugar con nombre de palíndromo. Ella le contestó que no sabía lo que se perdía con sus ideas tan …, que la verdad cambia, aunque se lea al revés. A la cabeza del viajero llegaban frases palíndromas “Adán no cede con Eva y Yavé no cede con nada”. “Adán no cede con nada”. “Adán, se ave, Eva es nada”. 

Ella le dijo que iban a cenar. Sabía de un sitio que cerraba muy tarde, pero cuando llegaron estaban cerrando. ¿Pero qué hora es, preguntó ella?. Son las … de la madrugada. Los dueños de los restaurantes románticos no saben decir no a una pareja hambrienta. Una botella de lambrusco … Después del rioja uno piensa que es un crimen pasarse al lambrusco, pero en una pizzería tan tradicional como aquella, quizás el delito hubiese sido pedir otra cosa. El resto lo eligió ella. Conocía bien el sitio… Un brindis para esconder un deseo, acertar. Se quedaron solos. Los camareros retiraron unas mesas para abrir una trampilla. De la trampilla sacaron una bicicleta. Ya era imposible seguir cenando y comieron los postres de pié mientras se colocaban los abrigos.

Llega un taxi con una luz de un color, se despiden sin quererse mirar, bromeando sobre un encargo de dulces para un viaje al día siguiente.

Aquella noche el viajero soñó con un colegio en uno de esos días calurosos al final del curso. Llegaba un gran paquete … Una clase … ella lo abrió. Era una gran tarta con la forma de la primera letra de su nombre, era una tarta enorme de un color, un color verde menta sobre una especie de brownie gigante. Sobre la tarta una vela, un color, una llama, la luz.


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