EL VIAJERO. Geografía íntima.

VIAJE AL COLOR DE UNOS OJOS DE PIEDRA.

Viajes al nosotros que no llega a salir del yo.

Todo empezó con una merienda. Ella le quería invitar porque era el día de …. El viajero no sabía nada, apenas se conocían. Sus ojos lo llenaban todo. El color de sus ojos … El color, el color, el viajero sólo miraba el color de aquellos ojos.

El viajero dibujó en una servilleta de papel unos ojos de piedra, eran los ojos que aparecieron en unas excavaciones arqueológicas en Almería, se ponían en una vasija y cuando se bebía de ella aquellos ojos iluminaban el universo.

Empieza el viaje.

La palabra merienda viene del latín “merenda” referida a la ración soldadesca de la tarde, pero la palabra procede del verbo “merere”, lo que vamos a merecer. Así que cuando el viajero pagó indebidamente la merienda, ella le prometió otra y el viajero contestó que la aceptaba en sentido etimológico: “lo que compartiremos cuando lo merezcamos”. Realmente era un presentimiento.

Aquella tarde de celebración acabó mal, con una botella sin descorchar, una botella de esas que se compran de urgencias un domingo por la tarde en la tienda de la esquina …  El viajero no tenía paciencia y ella ni sabía lo que era la paciencia. Algo así …

Pasaron muchos meses y un día, cuando se reencontraron, cuando se perdonaron, abrieron la botella, que era tan mala que llenó de espuma la habitación. 

Luego el sueño se hizo realidad y todo volvió a desmoronarse. No supieron encontrar el camino del yo al nosotros. Debió suceder el día en el que el viajero invitó a comer al amigo de un conocido, un galeno que lo sabía todo, todo lo que podría ayudarla. Apenas se conocían, pero … No supieron encontrar el camino del yo al nosotros. Uno siempre quiere ser querido, sentirse querido, sentirse preferido, sentirse respetado, sentirse confiado, pero del yo al nosotros …  

El auténtico amor nace del respeto a la individualidad del otro. El viajero prometió toda la libertad que ella desease, el viajero prometía porque sabía que sólo así ella seguiría a su lado. Pero el yo pudo al nosotros. El amor en estado puro nace cuando uno se sabe perdonar, pero todo eso pasa por aprender antes que el nosotros está antes que el yo.

No supieron encontrar el camino del yo al nosotros y el viajero se encerró en su silencio,  dejó de hablar e inventó un “palabro” que sería "recordador", que seguro que no existe, que viene del latín, re (volver) y cordis (corazón), el que vuelve a pasar por el cordis ... lo que no puede olvidar. Fue un viaje breve al cordis que le dejó vacío, como todos los viajes al nosotros que no llegan a salir del yo. 

Viaje corto a un sueño que se hizo realidad en una noche de verano. Viajes al nosotros que no llegan a salir del yo. Viaje al color de unos ojos.  
  

OPINE
Formulario para opinar.
Publicidad
Anúnciese en masmasculino.com.
ir a inicio de página
Copyright © masmasculino.com 
Todos los derechos reservados. El uso de esta información sin autorización expresa de masmasculino.com y al margen de las condiciones generales de contratación de masmasculino.com, será perseguido judicialmente.
Volver a la página anterior