VIAJE A LA ÉTICA DEL AJEDREZ

Del 8 al 64. La numerología en el ajedrez.

Benjamín Franklin escribió sobre el ajedrez con estas palabras: "mira un poco hacia el futuro, y considera las consecuencias que puede tener una acción; lo que le ocurre continuamente al jugador. Si muevo esta pieza, ¿cuáles serán las ventajas de mi nueva situación?” Esta es una ética, la de las consecuencias. Luego hay otra ética, la de la dignidad. En un campeonato internacional de ajedrez celebrado en Linares, Ivanchuk dio tablas a su adversario, que se puso nervioso con el tiempo y tiró unas piezas. Consideró que ganar suponía una falta de respeto hacia su contrincante y le dio las tablas. Si Ivanchuk hubiera ganado esa partida, en la que tenía ventaja, habría ganado el torneo, pero prefirió perder, respetar a su adversario, ser fiel a al ajedrez, que no es otra cosa que ética. El ajedrez un juego de reglas, de valores, una ética universal. El ajedrez no enseña que no vale ganar a cualquier precio. Luego está el ajedrez como instrumento para salvar la ética. Decía Borges: “El ajedrez es uno de los medios que tenemos para salvar la cultura, como el latín, el estudio de las humanidades, la lectura de los clásicos, las leyes de la versificación, la ética. El ajedrez es hoy reemplazado por el fútbol, el boxeo o el tenis, que son juegos de insensatos, no de intelectuales”.

Empieza el viaje a la ética del ajedrez.

Realmente nunca se supo si aquellos amigos se habían reunido para jugar al ajedrez o para hablar de Bismarck, pero es que se citaron en Alemania, en una pequeña ciudad de Baviera,  y para los alemanes Bismarck y ajedrez son sinónimos. Si lo importante es la partida, la ganó ella, como siempre, porque son más listas. Porque el ajedrez es el mundo, lo componen 64 casillas y hacen falta 8 por 8 para llenarlo. Entonces ella le recordó a Bismarck cuando dijo que " no se puede jugar al ajedrez cuando a uno le han prohibido de antemano 16 de las 64 casillas". Y el viajero le recordó que en 1847 Bismarck escribía a su prometida: "El hombre se aferra a los principios mientras éstos no son puestos a prueba, porque cuando eso sucede, uno los desecha igual que el campesino sus viejas abarcas, y corre con todo el vigor que le permiten sus piernas, que para eso las tiene".

De Bismarck se decía que más que creer en Dios, se había convertido en un dios, pero lo cierto es que murió en el período en que empezaba la tecnología industrial, como los telegramas, y dijo que "no es mi mundo" …  Se decía que era inteligentísimo, otros decían que era capaz de embrujar con su conversación al mismo Disraeli. Excepcionalmente neurótico, manipulador, hasta el Kaiser le escribió diciéndole que le quería y que era un hipocondríaco al presentar la renuncia por la primera diferencia que habían tenido …

Hay unos diarios del jugador de ajedrez Friedrich Bismarck, hijo menor de Bismarck, con el que no se llevaba y ordenó que le retiraran el “von” de su nombre a raíz de haber llegado tarde a casa un sábado por la noche después de haber jugado varias partidas de ajedrez y haber consumido grandes dosis de café para mantenerse despierto. Lo más grave es que debido al consumo excesivo de cafeína Friedrich Bismarck perdió algunas partidas de colegial. Años después hicieron las paces porque el hijo dejó de tomar café y se pasó a los caramelos de limón, como siempre han hecho los buenos hijos. Después de tomar los caramelos, el hijo de Bismarck escribía en su diario perlas como esta “mi vecina … tiene unas cortinas demasiado gruesas. He regalado a mi vecina … unas nuevas cortinas. Se ha mostrado sorprendida. Creo que es por mi movimiento de caballo”.

Y si no fuese porque ella es como es, pues hubiesen seguido toda la noche tan tranquilos con lo de Bismarck, pero a ella le apetecía bailar, y el baile tiene pasos, como el ajedrez, y los pasos tienen números, y se lió y empezaron con la numerología. 

Los que les conocían se fueron a poner la cafetera sabiendo lo que se avecinaba.

El tablero representa el despliegue del espacio según el principio cuartario y octonario de las direcciones principales (4x4x4=8x8), y que sintetiza los dos grandes ciclos del sol y la luna, el duodenario del zodiaco y las 28 mansiones lunares. Por otra parte, el número 64, suma de las casillas del tablero, es submúltiplo del número cíclico fundamental que mide con precisión los equinoccios. En la tradición china, los 64 signos que se derivan de los ocho trigramas comentados en el I King. Estos 64 signos suelen estar dispuestos de manera que correspondan a las ocho direcciones del espacio.

La clave numérica del ajedrez es el 1, no el 2 que deja en evidencia el tablero con sus escaques blancos y negros. Es decir que, bajo una dualidad ilusoria, se esconde la unidad.  6 + 4 = 10 y 1 + 0 = 1. ¡La solución la tiene el jugador!, sólo el jugador, decía el filósofo que estaba sentado junto a la chimenea.

Los taoístas  sostienen que el Tao origina lo uno, lo uno origina el yin y el yang, y el yin y el yang originan todas las cosas”. El objetivo de la alquimia china (nei-tan) es la unión del Tao que se alcanza conduciendo al equilibrio del juego de desequilibrios del Yin y el Yang”. 

En cada fase del juego, el jugador es libre de elegir entre varias posibilidades, pero cada movimiento traerá una serie de consecuencias ineluctables, de modo que la necesidad delimita la libre elección cada vez más, apareciendo el final del juego no como fruto del azar sino como el resultado de leyes rigurosas.

Se revela aquí no sólo la relación entre voluntad y destino, sino también entre libertad y conocimiento

La vida es un tablero de ajedrez, en la cual cada uno de nuestros actos es una jugada. Si nuestras jugadas son buenas, inteligentes y oportunas el resultado será el éxito, salud y longevidad. Si por el contrario nuestras jugadas son hechas de mala fe, egoístas e inoportunas, el resultado será fracaso, enfermedad y muerte. Si analizamos numéricamente la cantidad de escapes en un tablero, nos hayamos con 64, que para efectos kabalisticos nos da un total de 10, representa la ley de recurrencia, la retribución, la rueda del Samsara, las fuerzas evolutivas. La cantidad de escapes blancos es de 32 = 5. La ley del Dharma. 

La naturaleza es estática, cuando se fracasa, la cantidad de escapes negros es de 32 = 5, la ley del Karma, el lenguaje místico de la muerte. El bien y el mal no existen. Una cosa es buena cuando nos conviene y mala cuando no nos conviene. El bien y el mal es cuestión de conveniencias egoístas y caprichosas de la mente.

En la vida hay innumerables problemas, cada persona necesita saber cómo resolver cada uno de estos problemas, pero el ajedrecista sabe que toda solución está en el problema mismo. Es la ética del ajedrez.

Ella contó una leyenda del momento en que en rey hindú Cheram conoció el juego y mandó llamar a su inventor, un sabio llamado Seta y le ofreció una recompensa. El sabio se tomó unos días y le pidió que mandase que le entregasen un grano de trigo por la primera casilla del tablero de Ajedrez. ¿Un simple grano de trigo?, contestó el Rey. Sí, por la segunda casilla dos granos, por la tercera cuatro, por la cuarta ocho, por la quinta dieciséis, por la sexta treinta y dos, etc. Claro que el rey no pudo cumplir lo prometido, porque 2 elevado a la potencia 64 equivale a 18.446.744.073.709.051.615, así que los matemáticos le dijeron al rey que no había sitio en el mundo, porque ocuparía  un volumen aproximado de 12.000.000.000 M, 12.000 Km3, si el granjero tuviera 4 metros de alto y 10 de ancho, su longitud habría que ser de 300.000.000 de kilómetros, o sea el doble de la distancia que separa a la tierra del sol. Al menos eso es lo que ha calculado el matemático Perelman.

Y luego hablaron de las figuras, y al amanecer todavía iban por la torre, por los simbolismos de la torre, cuando Santa Teresa de Jesús habla del “castillo interior” …

Como para no tomar café ... y al final se fueron y algo debió pasar entre ellos, se les quitó el velo, o lo quitó un ángel de pesadas alas que pasaba por allí, y descubrieron la verdad de lo que tenían delante, lo sintieron como si les lloviesen desde el cielo 18.446.744.073.709.051.615 granos de trigo, y se quejaron diciendo ¡podían ser gotas de lluvia!, lo decían para disimular sus lágrimas y que nadie les viese llorar por la calle. Y es que es muy fácil vivir sin ética, pero la verdadera felicidad sólo viene de la ética. Ya lo decía Aristóteles, que lo sabía todo de ética, la mejor almohada es una buena conciencia. 

Jaque mate.