EL VIAJERO. Geografía íntima.

VIAJE AL TRIÁNGULO

Tres mosqueteros que supieron recomponer su Tangram.

Espíritu, cuerpo y alma … 

Dalí inventó un alfabeto para comunicarse con Gala, lo llamó el Daligrama. Estaba compuesto por ocho caracteres, entre los que se encontraban las iniciales de sus respectivos nombres. La S de Salvador significaba promesa de amor y amor loco secreto, mientras que la G de Gala quería decir mujer mitológica, casi divina. Además el Daligrama contaba con una flor de lis que representaba la trinidad, espíritu, cuerpo y alma, y una corona como referencia al territorio del amor.

Empieza el viaje al triángulo.

El amigo arquitecto intentaba hacer comprender su edificio, una joya en el otro lugar del mundo. Hablaba de geometría. Decía que en México, en la cueva de Naica, hay formaciones de cristales gigantes, siguió hablando del Tangram chino, de la geometría de los minerales, y luego de la abstracción, para acabar diciendo que su edificio era un cuarzo gigante en el centro de una ciudad distante.

Sobre el Tangram hay una leyenda que dice que un sirviente de un emperador chino llevaba un mosaico de cerámica, muy caro y frágil, y tropezó rompiéndolo en pedazos. Desesperado, el sirviente trato de formar de nuevo el mosaico en forma cuadrada pero no pudo. Sin embargo, se dio cuenta de que podía formar muchas otras figuras con los pedazos. 

Durante la cena, al otro lado de la mesa, había un científico que habló de las moléculas, lo que novemos, lo que tiene vida … realmente es una serie de cristalizaciones en triángulos, así somos por dentro si nos viesen con un microscopio…

Y la historiadora vestida de verde manzana recordó la pirámide invertida del Louvre. Cuando se parte de un punto, se eleva y se dispersa, como la sabiduría, como el sentido ascensional para vencer a la muerte.

Los egipcios vieron en el ave ibis un triángulo, una montaña, un triangulo, la divinidad, un triángulo, montaña, triángulo, ibis, pirámide ... Trinidad y triangulo, un símbolo para la divinidad en el que lo único importante era lo que está dentro de los lados y los vértices. Altura, base, radio, triangulaciones para calcular distancias … 

Durante el viaje … cuando llegaron a la pirámide calcularon que una cuerda que descendiese desde el vértice superior a la base, se podría dividir en partes iguales haciendo 30 nudos. Y el resultado sería el triangulo de Pitágoras, 345, 3 veces 3, 4 veces 4, 5 veces 5.

En otro viaje, cuando volvieron del volcán, montaña, triángulo, en aquel cochecito de alquiler,  hablaron del Tangram. La geometría es un volumen con secciones triangulares similares a las formaciones naturales de los minerales, como el cuarzo y la amatista.  Esa noche paseando por el puerto, el viajero se fijó en una pintora china que hacía retratos al pastel a los turistas y le pidió que la retratase, era una pintura al pastel, ella iba vestida de malva, siempre el color, el color, siempre el color ... La pintora llevaba todo el día en la playa pintando retratos y ya no podía más, estaba anocheciendo, pero el viajero supo convencerla. Color malva del mar. Estaba anocheciendo, era invierno en el trópico, casi no se veía. No se separó de la cartulina, de su retrato, de su triángulo, de su color, durante el resto del viaje. Luego fueron a cenar unas “papas arrugas” de esa variedad que dicen que fueron las primeras en llegar desde América. Vino blanco, mojo picón, papas, paseo junto al mar, triángulos, colores. Antes de subir a la habitación quiso regalarla una amatista, un triángulo malva, triángulos, colores, su color, su pasión por ella.

A la espalda del viajero, el color malva del vestido con que fue retratada, tantas veces retratada, esa obsesión por los retratos, por la pintura, como si supiese que debía conservar el momento entre tres vértices, en retratos con los que recomponer su Tangram. Delante del viajero siempre estuvo aquella amatista, el color malva del triángulo, el color malva de un trozo de tela, el color donde escribieron el adiós, un triángulo en el que dos niños cogidos de la mano de un viajero escribieron: tus tres mosqueteros. Tangram.  Cuando ella no estaba tenían que rehacer su Tangram. No se ha roto nada, no hay nada que recomponer, es irrompible, lo importante es lo que hay entre los vértices, entre los lados, lo abstracto. Dos niños, un viajero, tres lados de un triángulo irrompible.

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