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¿TENEMOS
DERECHO A LA SEXUALIDAD?
Opiniones de lectores. Ética
en la sexualidad.
En un artículo
anterior surgió el espinoso asunto de la permuta y decíamos:
“Algunos monos intercambian
alimentos por sexo. Esto no es permuta porque la permuta implica libertad
y estas especies no tienen libertad, consustancial a la conciencia. Si
el mismo caso se diese en humanos y hubiese libertad por ambas partes,
el problema se relaciona con la sociología. Una persona joven puede
permutar su cuerpo por otro, dicho con frialdad, pero un anciano no tiene
esta posibilidad, lo único que puede permutar son sus bienes, entonces
cabría preguntarse ¿es más ética una permuta
que la otra?. Desde una perspectiva ética, la libertad debería
ir unida al afecto, al sentimiento, eso nos diferenciaría del mundo
animal, no porque el mundo animal sea peor, sino porque tenemos memoria
y lo importante de la vida es lo que se recuerda”.
En algunas de las opiniones de los
lectores aparecía el siguiente comentario:
“El problema es las
personas muy básicas y con poca sensibilidad emocional consideran
la sexualidad como un derecho, y no lo es, es algo a lo que se accede por
atracción o de lo contrario se fuerza la casualidad forzando consentimiento
mediante un pago o permuta, y eso es patético y triste”.
El matiz es que la permuta por sexo
no es sólo de dinero, sino por imposición social, que es
una forma relacionada con el dinero y el poder de unos sobre otros, y por
la simple permuta entre dos personas que sólo buscan un intercambio
sexual. Luego hay otros matices, como el de la edad, el tipo de persona,
las enfermedades. Por ejemplo, muchos lectores tratan el tema desde la
perspectiva de personas enfermas o ancianas que únicamente pueden
acceder a la sexualidad por medio de la permuta o pago, si se les niega
esta posibilidad se les niega el derecho a la sexualidad, por lo que se
preguntan ¿existe el derecho a la sexualidad?. Una pregunta hecha
desde la ética, no desde otras perspectivas.
Pero es que desde la perspectiva
ética, la sexualidad no es un derecho, como lo puede ser el derecho
a comer, es algo tan consustancial a la persona, a su sensibilidad y a
su memoria que a partir de cierto estado de madurez personal no se puede
separar del afecto. También se puede vivir sin ética,
pero ya dijimos en el “viaje
al ajedrez”, que es muy fácil vivir sin ética, pero la
verdadera felicidad sólo viene de la ética. Ya lo decía
Aristóteles, que lo sabía todo de ética, la mejor
almohada es una buena conciencia.
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