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HISTORIA - ARTE / Curiosidades históricas.

EVA PERÓN, CUANDO UNA MUJER HACE SOMBRA.

“Ni Perón era Perón ni Eva era Eva” decía Jose L. Borges, pero ella es un mito.

EVITA.
Evita, hija ilegítima de una cocinera, se convirtió en la amante del coronel Perón cuando era adolescente, siendo cantante y actriz radiofónica.

En 1945, al ser detenido Perón, Evita movilizó a los sindicatos para que lo liberaran. Al poco tiempo se casaron. Había nacido el mito de Evita, la mujer que pasó a la historia llevando de la mano a su marido.

A pesar de su dominio y poder político, Evita nunca puso en riesgo el importante rol simbólico de su marido. Aunque se mantuvo a cargo de la agenda del presidente, procuró siempre justificar sus acciones diciendo que fueron “inspiradas” por la sabiduría y pasión de Perón. En la vida privada, sin embargo, el matrimonio sufría a menudo tensiones. La pareja no tuvo hijos.

Según la obra biográfica de Ángel Miel Asquía “Detrás de la cortina”, Perón y Evita no parecían dirigirse el uno al otro sino por medio de tapujos, mensajes cruzados donde no se sabía si se trataba de revelar algo o de fingir hacerlo para esconder lo esencial.

Jorge Luis Borges dijo “Ni Perón era Perón ni Eva era Eva. Eran individuos misteriosos, anónimos, de los que no conocíamos ni los rostros ni los nombres secretos”. En realidad, Perón era mucho menos Perón de lo que Eva era Eva. Ambos representaban sus papeles en el mismo teatro de sombras. Pero detrás del simulacro del hada, había una mujer.

Para Miel Asquía, Evita luchaba con todas sus fuerzas para salvar a Perón de sus lados brumosos, esa zona de inexistencia adonde se retiraba cerrando la puerta tras de sí. De manera consciente, al multiplicar sus intervenciones, Evita sólo se proponía que fuese amado por la gente y aniquilar a sus enemigos. Había que taparlo para que nadie lo viera tal como era “¡No se le acerquen, es el sol!”. Si el Perón indescifrable y apático sumía a Evita en el más profundo desconcierto, el Perón duro y despreciativo también la apenaba. “El único defecto de Perón es ser militar”, la dijo a Rosa Calviño.

Una vez, un pobre hombre lo besó en la mejilla. Perón se puso a gritar enloquecido “¡Qué asco! ¡No puedo soportar que un hombre me bese!”. Evita corrió a explicarle que la intención de Perón no había sido humillarle.  El contraste entre una Evita cariñosa y un Perón intocable existía.

Una amiga de Evita contaba la siguiente anécdota. La pareja iba en su automóvil rumbo a San Vicente, cuando se produjo un embotellamiento y Perón le ordenó al chofer que se dirigiese por dirección contraria. Un joven policía se acercó a denunciarle. Perón le dijo, furioso “¿Pero no ves quién soy?”. “Sí, respondió el policía, pero es igual, va de dirección contraria.” Perón le preguntó el nombre, y, pese a las súplicas de Evita, se tomó la molestia de ir a ver al comisario para ordenar el despido del policía. El resto del viaje se lo pasó refunfuñando. Al llegar a San Vicente, Evita llamó a escondidas a la comisaría, “de parte de Perón, para que se restituyese en su cargo al que pecó por honrado y se le pidiesen disculpas.

EL CORONEL Y LA CHICA DE LA RADIO.

Juan Perón era un hombre de buena cuna, había tenido una educación magnífica, había visto el mundo, se manejaba perfectamente en la política. En los años treinta, cuando prácticamente no había democracia en Argentina, se hizo Secretario del Ministro de guerra y agregado. Apostó por los descamisados y realizó un golpe de estado. Un hombre que tenía mucho futuro. Después hizo lo que otros consideraban un error, empezó una relación con una actriz con dudosa reputación, Eva Duarte.

En octubre de 1945, el ejército forzó su alejamiento de todos sus cargos como Vicepresidente,  Ministro de Guerra y Secretario de trabajo y le metieron en la cárcel. Su entonces amante, Eva Duarte, organizó un levantamiento enorme y los descamisados, gente de la clase trabajadora, obligaron a los golpistas a que le dejasen en libertad. Cuatro días después se casó con Eva Duarte. En 1946 Perón ganó las elecciones con un 56 % de los votos.

Mientras que el nuevo presidente se dedica a industrializar y a modernizar el país, su mujer encuentra resistencia. La élite, que es sobre todo el ejército, la aristocracia y alta burguesía conservadora, se niega a aceptar a una mujer de un origen tan humilde con un pasado dudoso. La quieren humillar con insultos de tipo «mujer fácil» y la reprochan que en realidad tenga ansia de poder y explote a su marido. Pero Juan Perón sigue creyendo en Eva. Y Eva en él.

Como no encontraba apoyo en esa gente, Eva Perón se dedicó a fomentar las relaciones con la clase baja. La pequeña oficina donde empezó a apoyar a los pobres se transformó en una enorme organización de ayuda social. A partir de este momento la llamaron Evita. Eva Perón, que se veía personalmente más ligada con los pobres que con la burguesía, también fomentó masivamente el feminismo en su país y fundó un partido femenino, pero siempre bajo el liderazgo de su marido.

En 1951  intentó acceder a la candidatura a la vicepresidencia de lo que sería el segundo mandato presidencial de Perón. Si bien contaba con el respaldo de la CGT, la oposición militar la condujo a su célebre “renunciamiento” en un acto multitudinario en la Avenida 9 de Julio, “renuncio a los honores pero no a la lucha”.

SU MUERTE

Evita Perón murió de un cáncer uterino a la edad de treinta y tres años. Su cuerpo fue embalsamado y expuesto hasta que un golpe militar expulsó a su marido del poder en 1955.

Su cadáver fue robado y enterrado en Milán, Italia. Diecisiete años más tarde, en 1971, el cuerpo fue exhumado y trasladado a España.

Allí fue entregado a Perón, quien se hallaba en el exilio y se había casado en terceras nupcias con Isabel Perón. El cuerpo embalsamado de Evita permaneció en la casa madrileña de Perón.

Perón regresó del exilio a Argentina como presidente.

Murió poco tiempo después, en 1974, y el cuerpo de Evita regresó a Argentina y fue expuesto nuevamente, aunque por un breve período. Fue enterrada finalmente en la bóveda de la familia Duarte en el cementerio de La Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires.

EL MITO

Su vida sirvió de inspiración de obras de ficción como la ópera rock británica Evita (1975) producida por el compositor inglés Andrew Lloyd Weber y escrita por Tim Rice.
 
 

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