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HISTORIA - ARTE / Curiosidades históricas.

SUNNY, SOLO CONFÍO EN TI.

La última zarina de Rusia y Nicolás II.

EL.

Nicolás II, Zar de Rusia (1868-1918), Zar de Rusia sucedió a su padre Alejandro III en 1894.

Nicolás aprendió las convicciones autocráticas de su padre Alejandro III y la doctrina del origen divino del poder del zar.

Fue educado como un aristócrata, obteniendo una gran cultura y una esmerada educación; y gracias a los viajes a Inglaterra, Japón, y la India efectuados durante su juventud, y a su parentesco con la realeza británica, hablaba con soltura inglés, francés y alemán.

Pese a que el Kaiser Guillermo II era su primo, promovió la formación de la Triple Entente. Tras iniciarse la guerra, en 1915, asumió personalmente la jefatura de los ejércitos rusos, lo que le vinculó directamente a los fracasos en el frente.

En febrero de 1917, la revolución le forzó a abdicar. Tras negarse el monarca británico Jorge V a aceptar su exilio en Inglaterra, fue trasladado con toda su familia a Ekaterinburg en los Urales. Prisionero de una partida bolchevique, fue fusilado con su familia en julio de 1918.

LA JUVENTUD.

Su juventud transcurrió en un ambiente muy relajado y ajeno en parte a la realidad del pueblo ruso.

Tuvo algunos amores de juventud como la bailarina Kenyiskaia, pero se quedó prendado de una de las nietas de la reina Victoria Alix de Hesse, a la que llamaba Sunny y estableció con ella una relación muy romántica y duradera.

En 1894, tras complicaciones derivadas de una nefritis, falleció su padre, Alejandro III; el 1 de noviembre y pasado el período de luto protocolario, Nicolás fue coronado como sucesor y adoptó el nombre de Nicolás II

Poco después de su coronación, el veintiséis del mismo mes, contrajo nupcias con Alix von Hesse, Sunny, quien había tomado el nombre de Alejandra Fyodorovna al convertirse a la ortodoxia.

La relación entre Nicolás y Sunny era el verdadero ideal de respeto, devoción y amor mutuos. Desde los primeros momentos, la Zarina aconsejó a Nicolás tomar las riendas del poder y fortalecer su carácter bondadoso y caballeresco, del cual se aprovechaban sus parientes para manipularle.

Nicolás II demostró ser un excelente padre y esposo. Tuvieron cuatro hijas, casi todas seguidas por un año, y al final el tan anhelado heredero, un hijo, el zarevich Alexis Nikoláievich.

EL MAL AUGURIO EN LA BODA.

El reinado del zar Nicolás II de Rusia comenzó y concluyo con infortunio. En la ceremonia de coronación en Moscú se entregaron obsequios a todas las personas que participaron. Mientras estas personas estaban aguardando para recibir sus presentes, se corrió el rumor de que no había suficientes regalos para todos.

Así comenzó una estampida hacia los mostradores con los regalos, y cientos de mujeres y niños fueron pisoteados y murieron.

ELLA.

Sunny, Alejandra Fyodorovna, (nacida Alix Victoria Helene Luise Beatrice von Hessen und bei Rhein, Darmstadt, 6 de junio de 1872 – Ekaterinburgo, 17 de julio de 1918) fue la última zarina de Rusia antes de la Revolución de Octubre. Era hija del gran duque Luis IV de Hesse y Alicia de Inglaterra, fue bautizada como “Alix”, variante germanizada de Alicia.

Recibió una severa educación bajo la influencia de su abuela materna, Victoria I de Inglaterra. Alix, una de las nietas preferidas de la reina Victoria I, era una mujer alta de rasgos nítidos, algo torpe de movimientos, debido a una ciática que contrajo muy joven, atractiva y dotada de un carácter fuerte, pero tímida, reservada y abstraída en sí misma. Para quienes no pertenecieran a su círculo intimo, Alix mostraba erróneamente una apariencia fría y soberbia, sin serlo en realidad.

Antes de casarse con Nicolás II, Alix rechazó varias propuestas de matrimonio con otras casas reales, como la de su primo Alberto Eduardo, duque de Clarence y Avondale y la de Maximiliano de Baden, ambas planeadas por la reina Victoria.

A raíz del noviazgo de su hermana, Isabel Fyodorovna con el gran duque Sergio Aleksándrovich de Rusia, fue como conoció al futuro Nicolás II, con quien estableció una sólida e intensa relación sentimental, casándose el 26 de noviembre de 1894, poco después de la muerte del zar Alejandro III.

La pareja tuvo cinco hijos, Olga (1895–1918), Tatiana (1897–1918), Maria (1899–1918) y Anastasia (1901-1918), y el zarevich Alexis Nikoláievich (1904-1918).
 

SU INFLUENCIA SOBRE EL ZAR.

Su influencia sobre el zar, de la que se afirma que a la larga causaría su ruina, era visible.

La hemofilia de su hijo Alexis, que la afectó profundamente, fue posiblemente la causa de que se acogiera a los consejos de Rasputín, quien con su abrumadora personalidad, aliviaba ostensiblemente los sufrimientos del niño. Alix no tomaba ninguna decisión sin antes consultar al monje.

Al marchar su esposo al frente durante la Primera Guerra Mundial, asumió el gobierno efectivo de Rusia.

Nicolás II, aconsejado por su esposa y ministros, intentó ponerse personalmente al frente de las acciones, relevando a su tío, el gran duque Nikolai Nikolaievich al mando de las tropas; fue este un error más, si cabe más grave, que la misma declaración de guerra, pues supuso dejar la regencia en manos de su esposa, a quien el pueblo detestaba tanto por su origen alemán como por su estrecha relación con Rasputín.

RASPUTÍN, EL CONSEJERO DE LA ZARINA.

Grigori Ivanovich Rasputín apareció en los círculos monárquicos por medio de Ana Virubova, la más cercana cortesana a la Zarina, y debido a la enfermedad hemofílica que padecía el Tzarevich Alexis. La influencia que ejercía sobre el niño le permitía controlar la enfermedad del heredero al trono. Pronto se ganó la confianza absoluta de la Zarina.

La Zarina, que no era bien recibida en la sociedad rusa por su carácter tímido, que la hacia aparecer arrogante, había idealizado la figura salvadora del pseudo-monje, a quien hizo su amigo y no tomaba ninguna decisión sin consultarle. 

Esta situación permitió a Rasputín tomar un papel decisivo en los nombramientos ministeriales, con desastrosos resultados. Esta relación fue manipulada por los revolucionarios para hacer estallar la revolución, que empezó a desarrollarse más notoriamente en San Petersburgo.

El Zar llevaba ya más de un año fuera de Palacio, al frente de su ejército.

EL FINAL.

Las sucesivas derrotas frente al mucho más moderno ejército alemán, sumado a la influencia revolucionaria en el interior, acabaron por desmoralizar a las tropas, provocando deserciones masivas que alimentaron los mítines revolucionarios. Cuando las revueltas desarticularon finalmente las estructuras burocráticas del Estado, la segunda Duma pidió la abdicación del Zar. Estos hechos facilitaron la segunda revolución rusa de febrero de 1917.

Nicolás II, incapaz de controlar la situación, abdicó sus derechos y los de su hijo en favor de su hermano Miguel IV de Rusia; el gran duque Miguel rechazaría el ofrecimiento, dando así fin a la dinastía Romanov.

Nicolás se dejó detener sin ofrecer resistencia a su regreso del desmoronado frente. Fue confinado junto con su esposa e hijos en el palacio de Tsarkoe Seló, en las afueras de San Petersburgo, reteniendo algunos privilegios domésticos.

Alexander Kerensky no era enemigo del zar, e incluso llegó a apreciarle en esta etapa, e intentó buscar su salida al extranjero, pero el nuevo gobierno de los soviets prohibió su exilio; además se sumó que tanto Inglaterra, Alemania y su aliada Francia ignoraron los requerimientos de exilio.

En agosto de 1917, temiendo un intento de asesinato, Kerensky exilió a los Romanov a Tobolsk, en Siberia. Antes de partir, Kerensky previno a Nicolás,“Los soviets desean mi cabeza, después vendrán por Ud.,.... y su familia”.

 

MUERTE Y DESAPARICIÓN DEL ZAR Y SU FAMILIA

En la primavera del año siguiente fueron trasladados a la ciudad de Ekaterimburgo.

El 4 de julio de 1918, ante el avance de las Legiones Checoslovacas, llamadas rusos blancos, hacia la ciudad, se temió que las tropas liberasen a la familia e intentasen restaurar el régimen del zar. Un escuadrón al mando de Yakov Yurovski relevó a la guardia de la casa, y el 13 de julio recibió la orden del Soviet de los Urales de ejecutar a toda la familia.

En la medianoche del 17 de julio, el Zar y los integrantes de la familia fueron llevados al sótano de la casa Ipatiev donde estaban encarcelados y fueron fusilados, siendo sus cuerpos depositados en una mina abandonada. Al día siguiente, Yurovski, temiendo que el rumor sobre el fusilamiento indujera a recuperar los cuerpos, ordenó su traslado y destrucción de los cadáveres, mediante fuego y ácido, y arrojarlos a otras excavaciones, ubicadas doce kilómetros fuera de la ciudad, en la mina que se llama “los cuatro hermanos”.

Después de la caída del régimen soviético, en la última década del siglo XX, sus restos fueron exhumados y sepultados con los de su esposo y tres de sus hijas en la catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo.

CANONIZACIÓN

En 1981, la iglesia ortodoxa rusa en el exilio canonizó a los integrantes de la familia Romanov, una decisión refrendada en agosto de 2000 por el sínodo de la Ortodoxia Rusa. Desde 1998 sus restos reposan en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo.
 
 

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