inmoley.com

masmasculino.com
Es muy difícil ser constantemente el mismo hombre. Séneca
ENTRE HOMBRES
SER PADRES
EL DESVAN
ELLAS
HISTORIA
SALUD 
SEXUALIDAD
COSMÉTICA
DEPORTES
Muchas historias para decirte que yo te quiero más.
> Un hombre sólo es realmente un hombre cuando lo da todo por una mujer.
UN LIBRO PARA REGALAR
Ver libro
PORTADA
SECCIONES
SER PADRE
Paternidad responsable.
ENTRE HOMBRES
Revista masculina
HOMBRE ACTUAL
Opinión masculina.
SICOLOGIA MASCULINA
(El desván)
SALUD MASCULINA
Aprender a cuidarse
SEXUALIDAD
Ella lo es todo.
COSMÉTICA MASCULINA
Siempre joven.
DEPORTES MASCULINOS
Siempre en forma.
HISTORIA
Siempre aprendiendo.
COCINA
Ser independiente.
CÓMO NOS VEN ELLAS
Opinión femenina.
APRENDER
Vivir es no dejar de aprender.
Publicidad
Anúnciese en masmasculino.com.

 
 
 
 

 

HISTORIA - ARTE / Curiosidades históricas.

EL HOMBRE QUE CERRÓ LOS OJOS ANTE EL ESCORIAL.

Alvar Aalto.

El famoso arquitecto Hugo Alvar Henrik Aalto (Kuortane, 3 de febrero de 1898 - Helsinki, 11 de mayo de 1976) quería ser moderno, así que cuando se casó en 1922 con la arquitecta Aino Marsio decidieron ir “en avión” a Italia. 

Pero nadie vuelve igual de Italia. 

Respecto al vuelo, siempre decía: "sí, por supuesto puedes y debes volar, pero deberías hacerlo con un pie en la tierra; al menos el dedo gordo." 

Todavía se siguen produciendo los vasos diseñados por Aino Marsio, algo mayor que él, y que se dice que pudo ocupar el afecto que sintió al perder a su madre de niño. El lugar de la madre.

En 1949, cuando le llamaron para decirle que Aino moría tuvo la suerte de llegar a tiempo para retratarla y regalarla el  abrigo de visón con el que ella siempre había soñado.

Luego vino la soledad, el alcoholismo y la más profunda desesperación. Sus amigos y su entorno profesional coincidían que era un hombre acabado. Sus obras se quedaron paralizadas.

A los tres años apareció la joven Elisa (Elissa Makiniemi), también arquitecto, y le salvó en todos los sentidos. Era una mujer de veinticuatro años, muy vitalista, no tan reflexiva como Aino. Gracias a ella consiguió acabar sus obras y estuvo tan contento que escribió de su puño y letra una carta de agradecimiento a cada uno de los albañiles.

Cuando falleció Alvar Aalto en 1976, Elisa hizo lo imposible para que Italia permitiese exportar un capitel para ponerlo sobre su tumba. 

Pero volvemos a 1951, cuando llega a España y es recibido como el gran arquitecto que era. Y para sorpresa de todos da la espalda al Escorial y no se interesa por el Prado. La conmoción entre los arquitectos fue tan grande que dejaron constancia en las revistas profesionales.

Cuenta Miguel Fisac que cuando estaban en el coche le dijeron que iban al Escorial y Aalt dijo “yo al Escorial, no”. Le dicen que ya que están en el coche que van, el vuelve a decir que el no, pero como buenos españoles le llevaron. Estuvieron en la terraza del hotel Felipe II para que viese la perspectiva y todos los arquitectos hicieron un corro, pero el de espalda. 

Durante años se hablo de que no había querido ver el primer monumento español.

Rafael Aburto cuenta que rechaza ir al Prado y se va a las afueras de Toledo y que sólo se le escapa admiración cuando pasa delante de una construcción rural no pensada, en la sierra de Galapagar. Escribe Aburto “Aalto es un hombre de constitución cuadrada, de cuello y manos macizos. Hecho para moldear el metal, curvar la madera, desbastar la piedra y contemplarlos después con sus ojos claros, donde se reflejan el silencio, la frialdad y la limpieza de su tierra nativa."

Fisac escribe que “es un hombre natural, sencillo, cordial … observa los efectos abstractos de los rayos del sol sobre unos visillos, o el entusiasmo ante un muro encalada sobre una paisaje rocoso desnudo."

Fernando Chueca Goitia le lleva de paseo al paseo de Trajineros, pero reconoce que Aalto hubiese preferido estar solo. Cuenta literalmente: “me dijo que en Italia cerraba los ojos cuando pasaba delante de monumentos renacentistas y barrocos y que iba buscando sólo lo esencial de la arquitectura mediterránea de los pequeños poblados campesinos”. Le dijo que “en América el businessman estaba muy alto, y levantaba el sombrero y el arquitecto muy bajo, y que en Europa era al revés”.

Luego se compró unas castañuelas de 450 pesetas de 1951, una fortuna, ante la insistencia de Chueca para que se comprase otras de 4 pesetas. “Cuando le dijeron que eran de profesional se puso como unas castañuelas”.

El más mayor de todos, el gran Luis Moya les corrigió a todos: “si compra las castañuelas más caras es porque reconoce la calidad de la madera, si da la espalda al Escorial es para ver el monte” y añade Moya recordando a Ortega y Gasset "pocas veces puede verse tan claro ejemplo del hombre orteguiano unido a su circunstancia, como el caracol a su concha. Esta circunstancia, para él, es Finlandia". 

Y todos callaron con respeto escuchando al gran arquitecto Luis Moya, que se ponía frente a la pizarra, con dos tizas, y dibujaba la fachada de El Escorial de memoria, desde el centro y con ambas manos al mismo tiempo.
 
 
 

 

OPINE
¡Nos falta la palabra!
www.inmoley.com
Formación inmobiliaria práctica
> Sólo cuentan los resultados.
Asesoramiento legal inmobiliario
Noticias inmobiliarias
Cursos / librería
Publicidad
Anúnciese en masmasculino.com.

 
 
 
 
 

 

ir a inicio de página
Copyright © masmasculino.com 
Todos los derechos reservados. El uso de esta información sin autorización expresa de masmasculino.com y al margen de las condiciones generales de contratación de masmasculino.com, será perseguido judicialmente.
Volver a la página anterior