DOS PENDIENTES DE PERLAS. 

Carta de una lectora. Dos pendientes de perlas del color de otros tiempos, de otros valores. 

En uno de esos viajes de regreso a casa me encontré con él. Ya le había visto otras veces, pero esta vez sabía por mis hermanos que volvía a estar soltero, como yo, pero por diferentes razones.

Nos saludamos, como siempre. Me contó. Hice que no sabía que ahora estaba solo. Le conté. Hizo que no sabía que yo me había quedado sola.

Me dijo: “me gustaría devolverte algo que te robé hace muchos años”. Seguro que tienes que comprar algo, dame una hora y tomamos un café ahí enfrente.

Una hora más tarde dejé pasar otra media, porque ya se sabe… Me esperaba en el café. Entré. Se levantó y me pidió que me sentase enfrente de él. ¿Qué tomas?. La última vez pediste horchata. Me reí y pedí un café.

Le pregunté por lo que me tenía que devolver y puso sobre la mesa una pequeña carpetita de color amarillo pálido en la que se leía “Fotógrafo. Calle Capitán Cortés. (León)”. La abrí y me descubrí de jovencita, con el pelo largo y suelto, con dos pendientes de perlas del color de otros tiempos, de otros valores. 

Me confesó que me las robó durante una de sus visitas a casa a ver a mi hermano. Fue precisamente mi hermano el que le tuvo que decir que me había casado con un hombre de Madrid.

¿Por qué me las devuelves ahora?, le pregunté. 

Porque ahora no me conformo con tu foto.