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Muchas historias para decirte
que yo te quiero más.
> Un hombre sólo es realmente un hombre cuando lo da todo por una mujer.
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EDGAR NEVILLE Y LO QUE NO SABÍA CONCHITA MONTES. Edgar Neville y Conchita Montes vivían en el mismo portal, aunque en pisos separados, lo que no parece mala idea, pero Edgar ocultaba un secreto. Cuando un hombre está enamorado se cruza España para ver una ventana iluminada. EL
Nació
en Madrid en 1899. Su padre, Eduardo Neville y Rivesdalle, era un ingeniero
inglés; su madre, María Romrée y Palacios, hija del
conde de Romrée y de la condesa de Berlanga de Duero, de quien heredó
el título nobiliario.
Se casó con Ángeles Rubio-Argüelles y Alessandri, y tuvo dos hijos, Rafael y Jimmy Neville Rubio-Argüelles. Separado de su mujer, vivió con la actriz Conchita Montes. Ingresó en el Cuerpo Diplomático en 1922, alternando su actividad profesional con una carrera literaria iniciada con sus crónicas sobre la guerra de Marruecos de 1921. En 1929 se responsabilizó del Consulado de España en Los Ángeles, donde escribió numerosos guiones cinematográficos gráficos. Al llegar el cine sonoro le confiaron la versión española de algunas películas realizadas en Hollywood, donde hizo amistad entre otros con Chaplin y Buster Keaton. En 1952 era asiduo a las tertulias madrileñas de los cafés. Allí se enzarzaba en discusiones interminables con José Mª de Cosió, Belmonte, Ortega y Gasset, Eugenio D'ors, Zuloaga, etc., pero con una excepción femenina, Conchita Montes. En plena guerra civil se publicó en la zona franquista una revista de humor “La Ametralladora”, fundada por Miguel Mihura, Antonio de Lara, Tono, Neville, Enrique Herreros, y Álvaro de la Iglesia, los mismos que en 1942 fundaron “La Codorniz”. ELLA María de la Concepción Carro Alcaraz, conocida como Conchita Montes (Madrid, 13 de marzo de 1914 - Madrid, 18 de octubre de 1994), era licenciada en Derecho, siendo todavía muy joven conoció a Edgar Neville, con el que colaboró en el guión de la película Frente de Madrid. Se inicia en ese momento una relación sentimental entre ambos, que se prolonga hasta la muerte del autor en 1967. Conchita, además, se inicia en la interpretación precisamente en esa misma cinta. En la década siguiente, de la mano de Neville, interpreta numerosas películas, algunas de ellas de gran éxito en su época: Correo de Indias (1942), Café de París (1943), La vida en un hilo (1945), El último caballo (1950), etc. En 1952 estrena en el teatro, la obra más famosa de Neville, El baile, que interpretó con Rafael Alonso y Pedro Porcel, y que luego, en 1959, se llevó al cine, con Montes, Alonso y Alberto Closas y más tarde, en 1963, a televisión, compartiendo Conchita en esta ocasión el plató con Ismael Merlo y Pastor Serrador. Conchita Montes fue el gran amor de Edgar Neville y, aunque estuvieron juntos vivían en el mismo portal, aunque en pisos separados, lo que no parece mala idea. EL AMOR SECRETO Al celebrarse los cuarenta años de la muerte de Neville se reunieron Tono, Antonio Mingote y su mujer, Isabel Vigiola, que había sido secretaria de Neville desde hacía casi veinte años. Isabel Vigiola descubrió que Neville había estado enamorado de otra mujer. Se llamaba Julita Altuna, y cuando Neville la conoció acababa de separarse de su marido. «Fue -explica Isabel Vigiola- durante una feria de agosto de Málaga, en el hotel Miramar. Le habían contado su historia y le había intrigado. Julita Altuna apareció con su pelo negro magnífico, un moño italiano, vestida de malva. Y Edgar se enamoró inmediatamente de ella. Desde entones y hasta su muerte estuvo enamorado, la cosa más preciosa que yo he visto nunca. Fue sólo platónico, nunca llegó a nada. Una Nochebuena se fue en coche hasta Torremolinos sólo para mirar la ventana iluminada de la casa de Julita». Le había fascinado primero físicamente, recuerda Isabel, «pero después le cautivó su clase, su elegancia. Y estaba obsesionado, hasta el punto de que ella ya se alejó cuando se sentía agobiada». Ya moribundo, relata Isabel Neville le pidió que llamara a Julita Altuna. «Sólo quiero que me diga hola», decía. ANÉCDOTAS. Según Isabel Vigiola “Edgar era un genio con una gran inspiración. La expresión «locos bajitos» para referirse a los niños se la inventó él.... Me acuerdo -sonríe Isabel- de que tenía un perro, un boxer, al que llamaba Morrito; estábamos en Marbella, en «Malibú» -la casa que tenía en la localidad malagueña-, y sus nietos se ponían a jugar con el perro. Y él decía: «tened cuidado de que no vayan a morder los niños a Morrito”. A Edgar Neville le gustaba vivir bien. “Vivía por encima de sus posibilidades. Era un dandy con mucho gusto por el lujo. Cuando se hizo popular el Aston Martin de 007 él ya lo tenía; incluso cuando viajamos a Londres, para el estreno de «El baile» que hizo la propia Conchita en inglés, lo llevó en avión; cuando apareció el primer magnetófono de bobinas, él se compró uno...” Tenía Neville fama de mujeriego. “Pero no ligaba nada, estaba muy gordo. A «Malibú» iban muchas invitadas, y él siempre intentaba que alguna durmiera con él. Les decía que no pasaría nada, que no quería dormir solo porque tenía problemas de respiración. Pero ninguna quería, y se venían a mi habitación, donde yo tenía dos camas”. Lo que no cuenta Isabel es que un día una periodista le preguntó a su marido, Mingote, si se enamoraba con mucha frecuencia. Respondió como una flecha “Cada día, y siempre de la misma mujer, Isabel”. LAS PELÍCULAS DE NEVILLE MÁS FAMOSAS. - La muchacha de Moscú. (1940) Conchita Montes, Amadeo Nazzari, Armando Falconi, Anita Delgado. Correo de Indias. (1942) Con esta película comenzó la relación profesional y sentimental con Conchita Montes. La torre de los siete jorobados. (1944) Antonio Casal, Isabel de Pomés, Guillermo Marín, Félix de Pomés. La vida en un hilo. (1945) Conchita Montes, Rafael Durán, Guillermo Marín, Julia Lajos. El crimen de la calle bordadores. (1946) Mary Delgado, Manuel Luna, Julia Lajos, Rafael Calvo. Nada. (1947) Conchita Montes, Tomás Blanco, Mary Delgado, Adriano Rinoldi. Domingo de carnaval. (1948) Conchita Montes, Fernando Fernán-Gómez,
Guillermo Marín, Julia Lajos.
El señor Esteve. (1948) Carlos Muñoz, Manuel Arbó, Carmen de Lucio, Manuel Dicenta. El marques de Salamanca. (1948) Alfredo Mayo, Conchita Montes, Guillermo
Marín, María Cañete.
Él ultimo caballo. (1950) Fernando Fernán-Gómez, Conchita Montes, Mary Lamarr, José Luis Ozores. En esta película todo comienza cuando Fernando Fernán-Gómez compra su caballo al licenciarse, tras enterarse de que los caballos serán vendidos para uso en las plazas de toros. Duende y misterio del flamenco. (1.952) Antonio, María Luz Galicia, Aurelio Seller. Ironía del dinero. (1954) Fernando Fernán-Gómez, Cecile Aubry, Antonio Vico, Irene Caba Alba, Antonio Casal, Guillermo Marín, Carmen de Lirio. El baile. (1959) Conchita Montes, Alberto Closas, Rafael Alonso. Mi calle. (1960) Roberto Camardiel, Adolfo Marsillach,
Pedro Porcel, Jorge Rivero, Conchita Montes, Antonio Casal.
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