CÓMO NOS VEN ELLAS /opinión
femenina |
LECTOR EMPEDERNIDO, ABSTEMIO
Y NO SABE BAILAR.
Su mujer es una antigua actriz que
lo dejó todo para acompañarle.
Hacía tiempo que no le veía,
mejor que no se dejaba ver. ¿Cómo tiene este color una rata
de biblioteca?, le pregunto. Es un escritor y presume de ser una rata de
biblioteca al que se le ciegan los ojos al salir a la calle. También
dice que lamenta no saber bailar. Su mujer es una antigua actriz que lo
dejó todo para acompañarle.
No baila con los pies, baila con
las palabras. Sigue el ritmo escuchando, prestando interés, diciendo
algo halagador. Le escucho, siempre le escucho, porque habla tanto como
escribe.
Es increíblemente asocial.
No me extraña que los bares se hayan hecho todos “fumadores” porque
estos abstemios que no fuman odian los lugares llenos de ruidos y música.
Con él sólo hay cafés en lugares abiertos donde pueda
ser escuchado. Odia el humo y siempre que puede mira el mar. O mira el
mar o los libros.
Se le ve andando por la calle sólo,
casi siempre sólo, y se le adivina una conversación interna
que no se atreve a compartir. Cuando se le pregunta por sus silencios y
sus ausencias no responde, mira, deja que el silencio diga que poco de
lo que ve le interesa, que pertenece a otra galaxia en la que no hay televisión,
ni conversaciones vacías. Es espectador de un mundo en el que no
quiere entrar.
Pero su mujer recela de que es terriblemente
aburrido y una vida a su lado significa dejarlo todo, casi vivir en clausura.
No todas las mujeres pueden vivir en el mundo de ausencias y silencios
que envuelve a los escritores.
Me dice la pobre: creo que me casé
con él para que me escribiese una obra de teatro. El sonríe
y asiente con la cabeza mientras atusa el pelo blanco de su mujer, de su
actriz, de su musa, de la única persona a la que habla, su único
vínculo con un mundo que no entiende.

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