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ENTRE HOMBRES

DIFERENCIAS EVOLUTIVAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES.

Al margen de teorías de la evolución, ¡mira que son listas!.

Aunque muchos ya éramos conscientes de ello, ahora han venido los científicos para confirmarlo: la evolución ha hecho que la mujer se oriente mejor que el varón en el supermercado, según un estudio de un equipo de científicos estadounidenses publicado en el boletín británico Proceedings of the Royal Society: Biologial Sciences.

Un grupo de las universidades de California en Santa Bárbara y de Yale ha llegado a esa conclusión tras estudiar el comportamiento de cuarenta y cinco hombres y cuarenta mujeres en un gran mercado de productos agrícolas. Los científicos pidieron a los hombres y a las mujeres que indicasen con ayuda de una brújula la dirección del puesto donde habían encontrado antes un determinado alimento, como fresas o tomates.

Los hombres señalaron el lugar con un error de 33 grados aproximadamente -dentro de una escala de 0 a 90- mientras que las mujeres se equivocaron en sólo 25 grados, explicó Max Krasnow, uno de los científicos participantes en el experimento. El margen de error de las mujeres fue incluso cuatro veces menor cuando se les pidió que señalaran el lugar donde habían adquirido alimentos con elevado contenido en calorías como miel o aguacates que cuando se les dijo que recordaran el puesto donde habían comprado lechugas o pepinos.

Como conclusión de su estudio, los científicos señalan que los hombres resuelven mejor los problemas espaciales como la lectura de mapas, lo que probablemente tiene sus orígenes en la sabana africana, cuando se dedicaban a cazar animales para su alimentación.

En aquellas sociedades primitivas de cazadores-recolectores, las mujeres se dedicaban sobre todo a recolectar plantas, lo que explica, en opinión de los autores del estudio, que sus sucesoras recuerden ahora con más exactitud que los hombres la localización exacta de ese tipo de alimentos en un supermercado. 

Pero puestos a buscar teorías de la evolución la más reciente el mismo estudio confirma que las mujeres prefieren los tonos rojos sobre otros colores. Según los autores, el cerebro femenino afinó la percepción para identificar alimentos 

Aunque no es la primera vez que se analizan las diferencias cromáticas entre los sexos (por ejemplo, se había visto que las mujeres están más dotadas para describir tonos elaborados), ningún estudio había analizado las preferencias de colores. Cuando menos, tal escasez "resulta sorprendente, teniendo en cuenta la prevalencia y antigüedad de la idea de que las niñas pequeñas se diferencian de los niños en que prefieren el rosa", comentan los autores del citado estudio, publicado en la revista 'Current Biology'.

"Aunque esperábamos encontrar diferencias entre los sexos, nos sorprendió lo robustas que eran, teniendo en cuenta la simplicidad de nuestra prueba", añade una de las autoras, Anya Hurlbert, neurocientífica de la Universidad de Newcastle (Reino Unido).

El experimento consistía, sencillamente, en que hombres y mujeres viesen en una pantalla diferentes parejas de colores y fuesen optando por uno en cada dúo. En total, participaron 208 personas. Aunque la mayoría eran británicos, se estudió también a 37 personas de origen chino que habían llegado recientemente a Reino Unido. Así descartaban que en la elección influyese el tema cultural.

Todos los participantes, independientemente de su sexo, mostraban preferencia por la gama de los azules. Sin embargo, "la preferencia femenina se eleva considerablemente en la zona de los rojizos-morados y decae rápidamente en la zona de los verdes-amarillos, mientras que los hombres se inclinan hacia los azules y verdes, aunque de manera menos pronunciada", explican los investigadores. "Las mujeres 'se preocupan' más por los colores", resume Hurlbert.

La diferencia era tal que los autores eran capaces de adivinar si el participante había sido hombre o mujer al analizar sus preferencias.

Esta dicotomía se daba también entre los voluntarios chinos, lo que lleva a pensar que "las diferencias surgieron de las especializaciones funcionales en la división evolutiva de las tareas", señala el trabajo de 'Current Biology'. Es decir, que las mujeres habrían afinado mucho más los cambios en la percepción de colores que ha ido experimentando el ser humano en ciertas destrezas.

Al igual que los demás primates, los seres humanos tenemos una capacidad de percibir colores mucho más amplia que otros animales (tricromacia). La visión cromática se experimenta a través de dos canales que captan los tonos por parejas opuestas: el del rojo-verde —que diferencia los estímulos recibidos por las células de la retina (conos) L y M— y el del azul-amarillo, que distingue los conos S de una combinación de conos L y M.

"Tanto la tricromacia como el canal rojo-verde son adaptaciones 'modernas' en la evolución de los primates, una evolución para facilitar la identificación de la fruta madura o las hojas rojas comestibles en el medio del follaje verde", relatan los autores.

El cerebro de la mujer se había especializado en las tareas de recolección, "así que es plausible que perfeccionase las adaptaciones tricromáticas y que estas apuntalasen la preferencia femenina por los objetos más rojos. Como recolectora, la mujer habría tenido que estar más al tanto de la información cromática que el cazador [tarea 'destinada' al hombre]", añaden. "La cultura podría haber explotado y agudizado esta preferencia natural", aventura Hurlbert.

Para lo que no tiene explicación es para la preferencia universal por el azul. "Sólo puedo especular. De nuevo me inclinaría por argumentos evolutivos. Remontándonos a nuestros días 'en la selva', sentiríamos una preferencia natural por el cielo azul, porque indica buen tiempo".

O puede que, como decía Kandinsky, lo que nos atraiga sea la música del azul: "Representado musicalmente, el azul claro se corresponde con un flauta, el oscuro con un violoncelo y el más oscuro, con los tonos fantásticos del contrabajo; el sonido del azul se corresponde con el de un órgano profunda y solemnemente".

Al margen de teorías de la evolución, ¡mira que son listas!.
 

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