LA FELICIDAD SE VENDE POR RATOS.
Más importante que la felicidad
es quien la trae.
“Pásatelo en grande y sé
feliz” es desear a la otra persona que alcance el porqué de la existencia
sin pararse en los cómos. Primero siéntete feliz, luego hablamos
de los cómos. "Aquel que tiene un porqué para vivir se
puede enfrentar a todos los cómos", decía Nietzsche
Cuando en una relación de
pareja uno le dice al otro “por favor, pásatelo en grande y sé
feliz”, a veces se confunde con desinterés. Es como si el otro dijese
que no le importa lo que haga. Y uno dice al otro: ¿es qué
no te importaría que hiciese algunas cosas con tal de ser feliz?.
Se olvida de que más importante
que la felicidad es quien la trae. Para que alguien nos haga felices primero
tiene que ser feliz, y lo más enrevesado: somos felices al verla
feliz. No puede ser más feliz el que recibe un regalo que el que
regala.
Hay que haber visto mucho sufrimiento
para desear que cada instante, cada minuto, se transforme en algo que recordar,
en un trozo de felicidad, porque la felicidad se vende por ratos, no es
eterna. Hacen falta muchos trozos de felicidad para contrarrestar el sufrimiento,
y casi nunca salen las cuentas.
“Pásatelo en grande y sé
feliz” significa que nadie quiere poseer al otro, sino compartir lo único
que queda, lo que de verdad importa, ver feliz al otro. Y los temores vienen
cuando no hay felicidad, sino dominio, porque cuando uno es feliz con el
otro antes se le ha llegado a conocer y se sabe los pasos que dará
para ser feliz.
No hay nada que temer. Ojalá
la felicidad llegase con los errores, pero la felicidad viene cuando se
descubre un porqué para vivir; por eso es tan cara y se vende por
ratos.
“Pásatelo en grande
y sé feliz” es realmente una prueba de egoísmo. Pásatelo
en grande y sé feliz, porque sólo tu felicidad trae la mía.
Pásatelo en grande porque sólo tú me traes la felicidad
y sólo tú …
Y la mayor felicidad es ver avanzar
el reloj sabiendo que nos acercamos.
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