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EL VIAJERO. Geografía íntima.

¿QUÉ PASA CUANDO PONES UNA OBRA DE ARTE BAJO LA LLUVIA?

Frank Lloyd Wright. Una mirada al interior bajo un paraguas cerrado.

El viajero entró en el Pabellón de la Secesión de Viena, construido en 1897 por Joseph Maria Olbrich y sintió que el edificio se encerraba en si mismo, como si mirase a su interior. Claro, pensó mirando el Friso de Beethoven de Klimt, la ciudad se encierra para verse el ombligo, la música. Es la música.

Algo así sintió Frank Lloyd Wright (8 de junio de 1867 - 9 de abril de 1959) cuando diseñó una de sus primeras obras, una fábrica en medio de un paisaje desolador, un edificio que se encerraba en si mismo, sin apenas ventanas, con una luz que entraba desde arriba y que se inspiraba en el de Olbrich.

Luego fueron al cercano mercadillo de cosas viejas a ver el paso del tiempo sobre lo inútil. Son los recuerdos. 

Era imposible avanzar porque se paraban en todos los puestos de flores. Flores que acaban secas en libros viejos. Es la estructura.

No importa cuanto tiempo después, el viajero paseaba por Central Park bajo su paraguas camino del Guggenheim (hay sitios a los que no se va, se camina en peregrinación, como el Camino de …).

Se paró delante del edificio protegiéndose de la lluvia bajo su paraguas y sintió otra vez que el edificio se miraba al interior. El arquitecto había culminado su obra invirtiendo los planos originales, haciendo crecer los círculos según subían, porque así es la vida, algo puesto del revés que crece cuando se recuerda. 

El viajero miraba al Gugenheim y recordó que los edificios se miran hacia dentro y cierran las ventanas. Son los recuerdos.

El arquitecto de esta obra de arte es Frank Lloyd Wright, que cambió el orden de sus apellidos cuando su padre abandonó a su madre. El padre era músico y juntos cogían flores para secarlas.

En la vida de Lloyd Wright siempre hubo un piano de cola, ya fuese bajo las lonas de una tienda en el desierto o en la suite que le alquiló Guggenheim en el Hotel Plaza. Es la música. 

En la obra de Lloyd Wright siempre hay composiciones floreadas al estilo de las postales japonesas que coleccionaba. Es la estructura. 

Como otras muchas obras de Lloyd Wright, el Gugenheim había tenido problemas de goteras. Cada vez que un cliente le venía a quejarse de las goteras le respondía ¿qué pasa cuando pones una obra de arte bajo la lluvia?.

Cuando Frank Lloyd Wright se enamoró de Mamah Cheney, la mujer de uno de sus clientes, ya estaba casado y con seis hijos. Se hicieron amantes y confesaron su relación a sus parejas. Así estuvieron unos años, hasta que un día se escaparon a Europa y las críticas de Chicago al arquitecto fueron tremendas. 

En Europa fue minusvalorado. En una jornada arquitectónica le pusieron al mismo nivel con dos ex discípulos con los que no se llevaba bien. No quería aceptar aquella ofensa hasta que un amigo le dijo la célebre frase: no hay lugar más digno que crucificado entre dos ladrones.

De vuelta a Estados Unidos, un día un sirviente resentido quemó su casa (Taliesin) y murieron Mamah Cheney y sus hijos. 

Le consoló una carta de pésame escrita por una mujer que desconocía, Miriam Noel. Una mujer desequilibrada y morfinómana con la que se llegó a casar cuando murió su madre. La madre por la que cambió su apellido cuando se separó de su padre, la madre que viajó hasta Japón porque un día se resfrió el hijo, la madre que aburrió al padre para que se divorciase y al no hacerlo pidió ella el divorcio, algo inaudito en la época. La madre que sin embargo nunca le dejó divorciarse. Pero al morir la madre se divorció, y se casó con Miriam Noel y a los seis meses se divorció.

Finalmente vino Olgivanna Milanoff que estabilizó su vida.

Mientras que el viajero sigue mirando la obra de arte bajo su paraguas, otra viene andando por Fifth Avenue mojada y triste. ¿Qué sucede?, pregunta el viajero. No he encontrado entradas para el musical. 

El viajero rebusca entre sus bolsillos y saca un sinfín de entradas de museos amontonadas. El viajero no habla, hace que no sabe lo que busca, y descubre dos entradas para su musical. 

Ella, completamente mojada y radiante, le roba el paraguas y ya se sabe que cuando una obra de arte está bajo la lluvia doo-dloo-doo-doo-doo se ríe de las nubes oscuras de arriba y deja que llueva. I'm dancin' and singin' in the rain...(Ver video)
 

Souvenirs desde una ciudad que no duerme, bajo un paraguas cerrado.
 

 

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