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históricas. |
LA HIJA DEL DIABLO.
“Te arrepentirás de haberte
casado con el diablo”. Menos poesía y más matemáticas.
El poeta romántico Lord Byron
(Londres, 22 de enero de 1788 – Missolonghi, Grecia, 19 de abril de 1824)
se despachó en la noche de bodas con Anna Isabella Milbanke con
la famosa frase: “Te arrepentirás de haberte casado con el
diablo”.
Ya de viaje de luna de miel acabó
de arreglarlo y cuando pasaban por un pueblo, sonaron las campanas por
un fallecido, a lo que Byron dijo: “Seguro que esas campanas tocan por
nosotros”. Esto sucedió en 1815 y un año después Anna
Isabella lo abandonó por infidelidad, tras dar a luz a la única
hija legítima del poeta, Augusta Ada.
Tras el irremediable divorcio, Anna
Isabella Milbanke, la mujer de Lord Byron quiso apartar a la hija del camino
de su padre, al que no llegó a conocer. Ada fue separada de la poesía
para evitarla dolores de cabeza, cordura y larga vida, todo lo opuesto
a su padre, así que la madre buscó tutores de matemáticas
y seguramente inventó la frase de “niños, menos poesía
y más matemáticas”.
La hija del diablo, Ada Augusta
Byron King (10 de diciembre de 1815 - 27 de noviembre de 1852) llevó
una vida apacible, pero murió de cáncer prácticamente
a la misma edad que su padre, treinta y seis años. Lo de las matemáticas
funcionó porque fue la primera programadora en la historia de las
computadoras.
Al final los mismos treinta y seis
años, el diablo haciendo diabluras y la hija inventando las computadoras.
Dos formas de pasar a la historia, dos formas de dejar un legado: una con
poemas, otra con computadoras.
¿Quién es más
diablo?. Lo de las computadoras tiene lo suyo, mientras que el diablo es
sólo un ajuste de cuentas entre géneros.
Lord Byron ya había nacido
con una deformidad en un pié y el padre era un mujeriego que dejó
a la madre arruinada (en todos los sentidos también) que a su vez
arruinó la vida a su hijo con su amargura. Dicen que la influencia
de una madre avara y autoritaria le hizo disfrutar viendo sufrir a las
mujeres. Eso y que de niño se enamoró de una vecinita que
se reía de él por regordete. Como el chico insistía,
un día la vecinita, que se llamaba Mary Chaworth, le dijo “supones
que puedo llegar a sentir algo por ese muchacho cojo?.
Luego se enamoró de una hermanastra
suya casada, hija de un anterior matrimonio de su padre, Augusta, con la
que tuvo una hija, Medora.
Tras la muerte de su madre se enamoró
de nuevo de lady Carolina Lamb, casada con un joven político que
llegó a primer ministro británico y consejero de la reina
Victoria. La pobre era un poco histérica, así que cuando
Lord Byron dio por terminada la relación, Carolina Lamb escribió
sus memorias y le puso a caldo.
Con el tiempo tuvo que buscarse
a una rica heredera y así es como llegó a casarse con
Annabella Milbanke y nació
su hija Ada.
Tras el divorcio fue amante de Claire
Clairmont, hermanastra de la mujer de Percy Shelley, Mary Godwin la que
luego escribiría Frankestein.
Con Claire, Byron tuvo otra hija,
Allegra, que le es entregada por su madre y a la que, el poeta, recluye
en un internado. La niña murió a los cuatro años.
Y luego la condesa italiana Teresa
Guiccioli de la que escapa huyendo a Grecia donde murió de un resfriado.
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