¿POR QUÉ NO TE HE CONOCIDO ANTES?

Resulta que es divorciado y tiene un hijo con otra. 

El trabajo y este niño le exigen mucho tiempo. Yo sé que quiero a este hombre, para mí, y la atracción es tan fuerte que quiero un niño con él. Intento hacerle la vida lo más fácil. Sueño con una familia más amplia, en que todos son felices, también su ex. 

Me voy antes del trabajo para recoger a su niño (de ellos), juego con el niño en el parque, mientras que él fomenta su carrera con horas extras. Quiero que vea que yo estoy dispuesta a meter mis fuerzas en esta relación y que un hijo nuestro no le supondría más esfuerzo. 

Le propongo un contrato, que no le exigiré nada. Pero él no quiere hijos conmigo ni casarse. Dice que ya los tiene. 

Está más claro que el agua que yo no soy la madre, ni la voy a ser nunca. Al niño le gusta jugar conmigo, pero nunca voy a recibir el cariño que te da tu propio hijo. Lo que sí cosecho son los malos ratos, el trabajo, las quejas por parte de la madre, etc.

Tomado café en una terraza, mi madre me dice que el problema no es tanto que uno quiera y el otro no, el problema es que los relojes vitales están cambiados y que quiero cambiarle, imponerle mis ideas, que mejor le deje y busque lo que ando buscando. Luego vienen los reproches de que ya me lo advirtió, que he esperado y malgastado los mejores años y que ahora los hombres que me cortejan peinan canas.

Mientras habla veo a una madre con su hijo aguantar el frío para que el marido pueda fumar mientras toma café en una terraza, pero le echa la bronca porque aún en la calle el humo molesta al bebé. ¿Por qué no dejas de fumar?, me conociste fumando. 

Por detrás sigo escuchando la voz incansable de mi madre: tu estás loca si piensas que un cincuentón se va a poner a cambiar pañales, pasar malas noches ... ¿y por qué no?.