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LEER LA CARA.
Gestos a través del ordenador
y vicios indisimulados.
Desde siempre se sabe que el lenguaje
corporal dice más que el lenguaje verbal. Basta mirar a una persona
para percibir dudas, mentiras o seguridad en lo que está diciendo,
pero lo peor es que ahora esos gestos los pasan por el ordenador, que no
pasa ni uno, y los interpreta a su manera. El resultado de estos experimentos
puede ser terrorífico para los políticos pues en el fondo
se trata de una máquina de la verdad.
El profesor Paul Ekman, de la Universidad
de California es el mayor experto en "comunicación no verbal", es
decir, en detectar las verdaderas emociones e intenciones del sujeto, mediante
la atenta observación de su expresión facial, su voz y sus
gestos corporales. Tras estudiar por ordenador los movimientos musculares
de la cara, ha demostrado que somos capaces de generar más de diez
mil expresiones y que la mayoría escapan a nuestro control. Es decir,
mientras estamos concentrados en nuestro discurso, nuestra cara y nuestro
cuerpo hablan por nosotros, revelando más cosas de las que nos gustaría.
Ekman ha identificado con rigor
los signos faciales que revelan una mentira o una emoción falsa:
asimetría facial, falta de suavidad en la manera en que la expresión
aparece y desaparece del rostro, así como microexpresiones, movimientos
faciales muy rápidos que se distinguen por abarcar todo el semblante
y que pueden fácilmente pasar inadvertidas. Así se puede
saber que, por ejemplo, una sonrisa es falsa porque no está acompañada
de la acción de los músculos orbiculares de los párpados,
ni se alzan las mejillas, ni descienden las cejas, ni aparecen las típicas
patas de gallo.
En un artículo publicado
en el País por Belén Altuna, la autora relaciona con mucho
ingenio estos descubrimientos con la célebre frase de Balzac: "Todos
nosotros tenemos algún espacio donde triunfa el alma, un cartílago
de oreja que enrojece, un nervio que se estremece, una manera demasiado
significativa de desplegar los párpados, una arruga que se ahonda
intempestivamente, una parlante expresión de los labios, un elocuente
temblor de la voz, una respiración que se dificulta. ¡Qué
quiere usted! El Vicio no es perfecto".
Lo que se calla Altuna es que Balzac
calculó el precio de los vicios y confirmó que "ceder
a un vicio cuesta más que mantener una familia."
Así que el vicio no es perfecto,
ni barato, ni se puede disimular.
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