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HISTORIA - ARTE / Curiosidades históricas.

LILÍ ÁLVAREZ. LA VIDA NO SE JUEGA DESDE EL FINAL DE LA PISTA.

Ganadora del Roland Garros, tres veces finalista de Wimbledon, magnífica en todo. 

Un día se le acercó el mariscal francés Foch, que con voluntad de ser galante le dijo:

- No me atrevería a proponerle un partido de tenis a esta señorita...

A lo que Lilí respondió inmediatamente, con voluntad feminista:

- No se preocupe mariscal. Yo tampoco le declararía a usted la guerra.

Seguramente el mariscal era bueno en la guerra, pero ella era magnífica en todo. Desde los deportes a sus crónicas periodísticas. Además del tenis practicó esquí, patinaje sobre hielo, billar, equitación y automovilismo. Disputó la final del Campeonato de Tenis de Wimbledon en 1926, 1927 o 1928 aunque no ganara ninguna. Cuando en 1926 disputó su primera final en Wimbledon contra la inglesa Kathleen Kitty Mac Kane, estuvieron presentes los reyes de España Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Luego ganó en dobles el Roland Garros de 1929.

A los cuatro años jugaba al billar subida en una silla y a los once años había ganado su primer trofeo de patinaje sobre hielo. A los catorce, su primer campeonato de tenis. A los dieciséis, la Medalla de Oro de patinaje en Saint-Moritz. A los diecinueve años ganó el Campeonato de Cataluña de Automovilismo. Y de paso, ganó también el campeonato de tango de Alemania. 

A los dieciochos años, durante sus vacaciones en Cannes, jugaba con Gustavo V de Suecia. 

Luego se hizo periodista para el Daily Mail de Londres y desde la proclamación de la II República Española en 1931 enviaba crónicas parlamentarias y políticas destacando los avances de la mujer española. Cubrió para esta publicación el primer año de la Guerra Civil, al término de la cual se instaló definitivamente en Madrid.  

En 1934 se casó con un diplomático y aristócrata francés, el conde la Valdéne, pero en 1939, después de perder al hijo que esperaba, se separó de su marido. Sorprendió mucho porque era una mujer muy religiosa. A pesar de las innumerables ofertas, nunca aceptó escribir sus memorias.

Tras su matrimonio, Lilí Álvarez abandonó el tenis y reorientó su carrera hacia la literatura, sin dejar el automovilismo y el esquí, su gran pasión : “El esquí fue el gran revelador de mi vida, me enseñó la belleza... la propia libertad natural”. 

En 1941, en Candanchú, después de ganar el campeonato fue ninguneada por ser mujer y se enzarzó en una discusión porque hicieron que las mujeres esperasen a que los hombres acabasen de esquiar. Lilí Álvarez terminó por acusar al jurado de ‘machismo’, a lo que éste respondió que ofendía a España. El asunto fue a mayores y fue desposeída de su título y expulsada de la Federación, aunque tardaron poco en suplicarla que volviese. Desde ese día se negó a competir deportivamente. Una mujer de vuelta de una Europa mucho más avanzada socialmente se indigestó con el machismo decimonónico español.

No sólo denunció la rigidez de los poderes públicos a la hora de conceder protagonismo al deporte femenino, sino que, ya en los cuarenta, apuntó que tras la supuesta moralidad de la época se escondía “una injusticia suma: es la pobre mujer la única víctima, la única perseguida y atribulada en esa campaña general emprendida a favor de la moralidad”.

En 1951 dirigió al V Congreso Feminista Hispanoamericano un vibrante discurso titulado “La batalla de la feminidad”. Gracias al deporte dio una nueva visión de la feminidad. “A través del deporte, la sociedad ha comprendido que no es que hagamos mal lo que los hombres hacen bien, sino que tenemos otro modo de ser, otras posibilidades físicas y mentales. El deporte no es más que la expresión moderna de la feminidad. Una feminidad nueva, más amplia, más vasta en sus vistas, más consciente de ella misma, pero siempre femenina. Las mujeres podremos ser muchas cosas, pero siempre quedándonos mujeres”.“Nuestra mujer está todavía encerrada en el circuito de la pasividad, el reverso de sus espléndidas y específicas cualidades, y necesita alcanzar la madurez de su personalidad mediante la adquisición del sentido de responsabilidad, de iniciativa e impulso personal, cualidades absolutamente necesarias para su participación activa en la tarea social. Aquí es donde el deporte desempeña un papel de primer orden, porque el deportista es un ser remitido a sí mismo, es un ser forzosamente libre : sin descanso tiene que tomar decisiones. Esta autarquía deportiva es una situación vital que transforma hondamente al individuo”.

Dijo en 1980 : “Todavía el sentido deportivo no ha entrado en nuestra sociedad. Hasta que no acabemos con el enfoque del fútbol actual, que está siendo el deporte de la laringe y el nervio óptico, no se abrirán nuevas perspectivas”.

En 1956 publicó “En Tierra extraña”, iniciando su serie de libros sobre la espiritualidad seglar y el compromiso con los desfavorecidos. Mantenía amistad con Guillermo Rovisora, un dirigente obrero de la época, y de Tomás Malagón, cura obrero de la HOAC.

Luego vinieron otros libros: “Habla la mujer”, “Mujer y aceleración histórica”, “Diagnosis sobre el amor y el sexo”, “Ideario de una beata atípica”, “Feminismo y espiritualidad”, “El seglarismo y su integridad” o “La religiosidad masculina y su desdicha” y otros más.

Setenta años después de perder su final en Wimbledon, la española Conchita Martínez ganó el trofeo y lo celebró, tanto en lo deportivo como en lo simbólico. Al poco tiempo, ya muy mayor, viajo a Sidney para ver la final de la Copa Davis. Desde Australia escribió para ABC “En el recinto de “White City”.. cuando la banda militar tocaba nuestro himno nacional, se me saltaban las lágrimas y pensaba: ¿qué hay hoy en día que reporte así, abiertamente, manifiestamente, multitudinariamente, más gloria, más alabanza a España, que este juego limpio que todos juegan?”. 

La respuesta es clara: personas como ella que nos enseñaron que la mayor gloria viene del juego limpio. No destacó la destreza de los deportistas españoles, sino su juego limpio. 

Elia María González-Alvarez y López-Chicheri murió en Madrid el 8 de julio de 1998, a los noventa y tres años de edad. Cuando murió un famoso periodista dijo que mujeres como ella nos demuestran que la vida no se juega desde el final de la pista.
 
 

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