LA MANTITA

¿Mantitas o recuerdos?

El no estaría con la mirada clavada en el televisor ignorándome. 

El no estaría callado durante horas sin saber que decirme.

El se habría dado cuenta de mi corte de pelo.

El se habría levantado para ayudarme.

El me habría contado la historia de aquel edificio.

El me habría dado un beso sin pedírselo.

El me habría mirado como se mira a una mujer.

Pero el sólo quería verme de cuando en cuando, sin ninguna atadura, y yo quería alguien con quien ver la tele por las noches bajo una mantita. Las mujeres tenemos adicción por las mantitas, al hogar.

La última vez que le vi me preguntó cómo iba todo y sin darme cuenta le dije que ahora tenía una mantita. Se limitó a sonreír, que en su idioma significa respeto tus decisiones.

Le pregunté qué tal le iba a él y me contesto que no tenía mantita, sólo recuerdos, y que los recuerdos abrigan más que las mantitas. Me limité a sonreír, que en mi idioma significa: ojalá te pudras solo.