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PENSAR EN “TÚ”.
Sentir en primera persona no es
sentir.
Ellos buscan a sus princesas, ellas
a sus príncipes azules, pero no pensamos en “tú”, pensamos
en “yo”. No respetamos lo que la otra persona sea, sino que la valoramos
en cuanto que se ajusta a nuestras expectativas, a nuestra realización
profesional, personal, sentimental, etc. Me encaja, me lo llevo puesto.
¿Es eso el amor?.
Si expresamos nuestro sentimiento
en función de las expectativas que esperamos y que se ajustan a
nuestras exigencias, el amor se convierte en una palabra vacía,
desgastada, sin contenido. No podemos valorar a la persona amada como una
realización mía, pues sería como una búsqueda
sin sentido de la perfección en la que lo único que se encuentra
es el egoísmo.
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