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POSMACHISMO O CAMBIAR PARA QUE
TODO SIGA IGUAL.
El posmachismo o la reacción
masculina a la liberación femenina.
¿Por qué los hombres
se mueren antes que las mujeres?.Ocurre en todas las edades y en todos
los países, salvo en dos, Níger y Zimbabue, donde los embarazos,
los partos y algunas enfermedades aún siegan la vida de las mujeres
muy temprano.
En España, la mayor diferencia
entre las muertes de hombres y mujeres se da a entre los 20 y los 25 años.
Hay causas claras para ello: accidentes de tráfico y deportes de
riesgo, drogas, suicidios y homicidios.
Por cada mujer se mueren entre tres
y cuatro hombres a esa edad. Según los expertos, el modelo de masculinidad
lo nos lleva a adoptar actitudes de peligro, de desafío, de falta
de temor, de riesgo, que no abundan en las mujeres, más prudentes
y que no tienen necesidad, porque nadie se lo ha inculcado, de demostrar
ningún ardor guerrero.
Pero según los expertos esto
cambiará con el posmachismo, por ejemplo, ya se aprecia el acercamiento
de los hombres sin complejos y sin traumas a las tareas que en España
hacen las mujeres mayoritariamente.
En declaraciones al periódico
el País, el delegado para la Violencia de Género en el Ministerio
de Igualdad, Miguel Lorente, se declara convencido de que los modelos tradicionales
de masculinidad han de modificarse, pero alerta de la resistencia que se
está mostrando entre los hombres, de forma muy sutil en ocasiones.
"Hace ya muchas décadas que las mujeres hicieron una crítica
analítica del papel que les había tocado jugar como mujeres
y se rebelaron contra esa injusticia. Los hombres, sin embargo, han ido
simplemente adaptándose a las exigencias que les llegaban. Empezaron
minusvalorando el movimiento feminista sin darse cuenta de que era una
reflexión crítica y analítica. Simplemente dijeron,
'dejadlas, si quieren trabajar que trabajen'. Pero no se dieron cuenta
de que no eran caprichos aislados sino un trabajo histórico por
romper injusticias de las mujeres", dice Lorente. "Y ahora existe lo que
llamo posmachismo y que nace en los años setenta, cuando la mujer
consigue su liberación sexual gracias a los anticonceptivos y también
a las medidas de divorcio sin culpa en Estados Unidos. Ya no dependían
de un hombre ni su función era simplemente la de procrear. Por otro
lado, el feminismo llegó a las instituciones y las mujeres fueron
ocupando puestos de responsabilidad. Ahí es donde los hombres se
dieron cuenta de que la cosa iba en serio", prosigue Lorente.
El posmachismo del que habla critica
el feminismo y lo pone en la misma bandeja que el machismo. "Reivindican
un pasado que les es más cómodo pero lo camuflan bajo una
postura aparentemente neutral. Siempre aparecen en sus reflexiones alguna
universidad rara que les da a ciertos informes una pátina seudocientífica.
Hablan de cosas que, dicen, no distinguen sexos, pero al final siempre
la culpable o la perversa, casualmente es la mujer. Se apuntan incluso
a la mutilación masculina, para poner en el mismo nivel la injusticia
de unos y de otras, algo que no es así, para nada", asegura Lorente.
"Y además, siempre hablan en nombre del bien común, siempre
dicen: esto no es bueno para la mujer ni para el hombre, es para todos".
En realidad, según Lorente,
salvo excepciones de hombres que sí han caminado hacia una revisión
crítica de la masculinidad tradicional, "pocos aunque cada vez con
más fuerza", la mayoría se ha adaptado a duras penas, y sus
cambios han sido muy cosméticos. "Que hay que fregar los platos,
yo los friego, que hay que cambiar pañales, yo los cambio, pero
no han perdido su poder que es lo que le daba valor a la figura del hombre.
Han cambiado para seguir igual", dice Lorente.

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