LOS PRÍNCIPES AZULES NO DESTIÑEN.

Ya vienen desteñidos.

Yo me hice con un príncipe azul solamente por desteñirlo, así que me leí todas las etiquetas. No lo laves ni con agua fría ni caliente, sino todo lo contrario. No lo dejes secar al aire frio de la calle, pobrecito. Plánchalo con cuidado, que se ha gastado una fortuna en cremas para que llegues tú y le arrugues. Págate tus facturas, trabaja, haz el desayuno, no contestes, no des al cuerpo lo que pide ni lo que se imagina. Siempre mona, siempre sonriendo, que no contestes, que no contestes que no te enteras. Esto de no contestar veía dos o tres veces en la etiqueta.

Pero nada que no desteñía ni a tiros. Íbamos a cenar y se me olvidaba el dinero. Veíamos a su familia y yo con minifalda. Decía que hacía buen día y yo sacaba el paraguas. Pues nada, todo azul, sin una manchita, nada. Ante esta situación lógicamente tuve que reclamar. 

Mire yo busco un hombre imperfecto y es que este señor es de un azul permanente. ¿Es que no va a desteñir un poco?. Y sacaron un libro enorme de reclamaciones bastante usado, prueba de que lo han utilizado mucho, y me preguntaron cuatro cosillas. 

¿Este príncipe azul le ha ofrecido a Usted algún plan de futuro?. No, claro. Me dice cada día que no me haga ilusiones, que esto dura lo que dura. 

¿Qué le ha contestado cuando ha tratado el tema de los hijos?. Pues que ni hablar, lo normal, que si quiero cuidar a alguien que le cuide a él. 

¿Y cuando le dijo que quería presentarle a su familia?. Pues que ni hablar, que prefería que no le reconociesen, por si acaso ... 

¿Y cuando le dijo que había que repartir las cosas en común?. Pues ya se las había llevado, lo suyo, lo que no era suyo, lo mío, el espejo del portal, todo …

Tiene usted razón no destiñe por mi culpa. Es que ya vienen desteñidos.

Y es que ya con los pantalones vaqueros acertaron. Queríamos pantalones que destiñesen hasta que alguien se dio cuenta de que era mejor venderlos desteñidos.  Pues con los príncipes azules lo mismo, que ya vienen desteñidos y es una pena porque yo me muero de ganas por desteñir a unos cuantos.