¿POR QUÉ NOS QUEJAMOS
TANTO?.
Los sicólogos y la receta
para ser “sexy”.
Para ser sexy, dicen algunos sicólogos
que hay tres reglas: mirar de frente, dentadura limpia y quejarse poco.
Y después de la limpieza
bucal, de empecinarnos en mirar de frente hasta la descortesía,
todos caemos en el vicio de quejarnos, que es la antítesis del “sexy”.
Decía un poeta francés,
Jules Renard, que pasó a la historia por ser un hombre triste, lo
que ya es difícil siendo poeta, que hay tres secretos “comer bien,
dormir bien, ir donde se desea, permanecer donde interese, no quejarse
nunca y, sobre todo, huir como de la peste de los principales monumentos
de la ciudad”.
Y otra vez volvemos a fallar, los
monumentos y los museos. Ya son dos fallos, las quejas y los museos. Y
es que hasta en los museos piensan lo mismo, como Van Gogh que decía
que “sufrir sin quejarse es la única lección que debemos
aprender en esta vida”.
¿Por qué nos quejamos
tanto?. Hoy hace sol, qué calor. Hoy llueve, qué lata de
paraguas.
Y tu teoría ya me la conozco
“Nunca quejarse. Nunca explicar.”, que decía Audrey Hepburn. Y lo
repites porque eres todo vanidad y cerebro. Y yo debería contestarte
como te mereces, pero eres más rápida y cuando me quiero
dar cuenta ya me has soltado que yo soy de otro siglo, del XVII, así
que mejor lo que pensaba aquel cura inglés, Thomas Fuller; “Nacemos
llorando, vivimos quejándonos y morimos desilusionados”.
Sólo me das tiempo para contestarte
que moriré quejándome, pero nunca desilusionado, pero hilvanas
mis palabras con tus planes y me dices que desilusionado no porque has
hecho una reserva en un restaurante muy coqueto, pero que a lo mejor cuando
me pasen la cuenta voy a saber lo que es “quejarme”.
Eres todo vanidad y cerebro, pero
sabes elegir los pendientes y los restaurantes. Vámonos a cenar.

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